El próximo
2 de octubre tendrá lugar el plebiscito sobre el acuerdo de paz alcanzado entre el Gobierno colombiano y las FARC, la
guerrilla más antigua del continente. En teoría éste acuerdo supone el final de una guerra que ha durado
52 años.
He
sido un testigo directo durante al menos 2,5 años, de los más de tres que han
durado la negociación, como residente en Bogotá e involucrado en todo lo que
tenía que ver con el mismo; asistencia a debates, a mesas redondas, lectura de
tribunas de opinión y lectura de toda la información que tanto el Gobierno como
las FARC suministraban. Así que me he permitido opinar sobre la marcha del mismo
en este blog que mantenía mientras residía en Colombia. Esta será la última
entrada.
Este
proceso ha tenido muchos enemigos. Las élites que han hecho suculentos negocios
con la guerra, hasta un sector del ejército que apoyó a los paramilitares en
las numerosas masacres que realizaron, para finalizar con ciertas capas de la
población urbana, egoísta e insensible, que no han sufrido la guerra y que se
están creyendo las medias verdades y las mentiras del Centro Democrático,
partido de Álvaro Uribe, único que apoya
el no en el plebiscito.
Al
respecto hay que reconocer la coherencia de ese partido. En todo el proceso
aportó propuesta constructiva alguna, puso todas las estacas posibles sobre las
ruedas de la negociación y tengo la sensación que a ese partido no le vale este
acuerdo, ni cualquier otro. No es problema de contenidos.
El
acuerdo contiene ciertas dosis de
impunidad a cambio de la verdad. Los
responsables de delitos atroces pagaran ocho años de restricción efectiva de la libertad, a cambio de la verdad, para
los que confiesen antes del juicio. Una vez iniciado éste, las penas serán las
normales de código penal colombiano.
A mi
juicio con este acuerdo vamos a poder conocer la verdad de la violencia en
Colombia. La de las Farc, la del Ejército, la de los paramilitares, la del
Estado y la de los empresarios e instituciones
que financiaron a los paramilitares
para realizar asesinatos y desplazamientos de la gente. Porque lo que se somete a plebiscito permitirá
aplicar la justicia transicional, contenida en el mismo, a todos los actores de la violencia, no únicamente a las
Farc.
Creo
que va a ser muy importante para el país tratar de conocer lo ocurrido en este
medio siglo. Colombia necesita una especie de catarsis. Además de poder cambiar
la economía de guerra, de los últimos
decenios, por otra social, que destine recursos a la sanidad y a la educación. Iniciar el proceso de paz con un SI es lo más inteligente en estos momentos y así
lo han entendido las victimas que mayoritariamente se han pronunciado.
P.D.
Alcanzar la paz en Colombia es un hito tan interesante, que merece la pena
publicar esta entrada en un facebook tan poco apropiado como éste. Será una
excepción.
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