viernes, 31 de julio de 2015

LA PENOSIDAD DEL VIAJE CARTAGENA DE INDIAS – BOGOTÁ, DURANTE LA COLONIA y III

Para ello se planeo desde la Real Audiencia del Nuevo Reino de Granada, en 1555, el diseño y construcción del Camino Real entre Honda y Bogotá.  Teniendo en cuenta que Honda está a una altitud de 225 metros y Bogotá a 2.625, el camino debería subir desde el valle del río hasta las altas montañas de la cordillera Oriental de los Andes, pasando por  Guaduas y Villeta,  sorteando toda clase de accidentes geográficos para internarse en la sabana.
 
Fue uno de los caminos más importantes para la dinámica social y económica de la actual Colombia desde su apertura en 1559 hasta principios del siglo XX, cuando se impulsa el primer plan de carreteras y se inicia el abandono de los caminos reales.
 
El patrón de construcción del Camino Real, siguió el legado de los caminos romanos existentes en España, adaptadas a las condiciones físicas del territorio colombiano, poniendo especial énfasis en la evacuación de las aguas para la conservación del mismo. El camino tenía un ancho de unos tres metros y una longitud de 130 kilómetros. 
Trazado del camino real Honda - Bogotá

La construcción estuvo a cargo de los vecinos de las jurisdicciones de cada una de las ciudades y pueblos por donde pasaba, aportando herramientas, materiales y la mano de obra necesarios.
 
Así y todo, la construcción tuvo un costo de 20.000 pesos y fue inaugurado en 1559 donde Honda era el punto de inicio del viaje terrestre, después del largo viaje fluvial, visto en la entrada anterior y  Guaduas, un punto intermedio, que jugó un papel importante como albergue de paso, que ofrecía posada de paso a los viajeros por sus condiciones climáticas y su topografía.
 
Acuarela de José María Gutiérrez de Alba

En realidad el Camino Real era un camino de herradura donde el transporte de mercancías y de personas se hacía sobre bestias. Ahí también Guaduas jugó un papel importante donde las bestias descansaban en corrales adecuados y se les aseguraba la alimentación, así como la provisión de bestias de repuesto, a cargo de los  comerciantes locales. 


Acuarela sobre el camino de J.M. Gutiérrez de Alba


Este camino que ha estado vigente por más de 300 años, tuvo un auge importante en el siglo XVIII coincidiendo con la consolidación del puerto fluvial de Honda como eje del comercio entre Mompox – Cartagena y por ende con el resto del mundo. Asegurar los tránsitos por el camino fue siempre una preocupación constante de las autoridades virreinales.
 
En una reciente visita a Guaduas observamos todavía viejos inmuebles que fueron útiles al camino y sobre todo asociaciones que están trabajando en la limpieza y preservación del viejo camino, para su utilización como un itinerario cultural, que forma parte del patrimonio colombiano.
 
Vista de un tramo actual de camino
 


sábado, 25 de julio de 2015

LA PENOSIDAD DEL VIAJE CARTAGENA DE INDIAS – BOGOTÁ, DURANTE LA COLONIA II

La embarcación predominante en el río Magdalena a partir de mediados del siglo XVI fue el champán, diseñado por los capitanes españoles  Alonso de Olalla y Hernando de Alcocer, quienes eran encomenderos de los pueblos situados en las riberas del Magdalena y buscaban un mejor transporte para el acceso a diferentes regiones del país.
 
El  champán era una canoa de unos 15 metros  de largo por  2 de ancho y 1 de profundidad. La mitad hacia el centro se cubría en forma de arco formando un techo de madera recubierta de  palma, mientras en la popa se ubicaba la cocina. La mercancía de carga y las maletas de los ocupantes iban en el centro, mientras que los pasajeros se situaban en los extremos, donde no había suficiente techo para protegerlos contra las frecuentes tempestades.
 
La tripulación estaba constituida por el patrón  y los bogas. Estos últimos eran hombres negros contratados para mover el champán y su número, aunque dependía del tamaño de la embarcación, solían ser una docena. La movilización del champan requería de experiencia, ya que la subida hacia Honda se hacía  contra la corriente, para lo cual los bogas utilizaban pértigas y navegaban cerca a la orilla para evitar las máximas corrientes.  


Durante el recorrido, el champan hacía paradas donde los viajeros se detenían para comprar víveres, mientras los bogas aprovechaban para descansar. Al no poder navegar por la noche la tripulación la pasaba en tierra firme, en torno a una hoguera o en la propia embarcación. Los ribereños proveían de alimentación a los champanes; desde todo tipo de peces y tortugas, hasta diversidad de fauna local y productos vegetales, incluidas frutas variadas. El viaje entre Cartagena de Indias y Honda se tardaba entre 20 y 30 días.
 
Los tráficos marítimos más comunes en el sentido ascendente eran la  cera, harina, lana, hierro, brea, aguardiente, tejidos, aceitunas, carne salada, sebo, herraje, láminas, sal, quesos, rejas de arar y ,sobre todo, vino y aceite. En el sentido descendente, es decir desde el interior del país en dirección Cartagena se transportaba  harina, azúcar y tabaco.
 

Familia de pescadores  a las orillas del Magdalena. Acuarela de F. Désiré Roulin.1823
Para el año de 1.620 el puerto de Honda  se articulaba con las ciudades más importantes como Bogotá, Ibagué, Cartago, Popayán y Quito, convirtiéndose en un puerto clave y estratégico de transbordo y redistribución, generando la construcción de bodegas, tiendas y hospedajes.
 
Hasta ahora hemos visto como las personas y las mercancías españolas se aproximaban a Bogotá. Queda, pues, ver como se hacía el recorrido entre Honda y la capital virreinal.
 
 
 
CONTINUARÁ
 


martes, 21 de julio de 2015

LA PENOSIDAD DEL VIAJE CARTAGENA DE INDIAS – BOGOTÁ, DURANTE LA COLONIA I

Desde que Bogotá fue la sede del gobierno de la Audiencia del Nuevo Reino de Granada, creada a partir de 1550, dependiente del Virreinato del Perú y a partir de 1717 que alcanzó a ser la sede del Virreinato, había que proveer como se movían las personas y las mercancías desde España hasta esta importante ciudad.
 
Es sabido que Cartagena de Indias era uno de los puertos del sur donde la Flota de Indias descargaba sus galones con los fletes españoles que partían de Sevilla y desde Cádiz, a partir de 1679, para cargar con las riquezas de los virreinatos, del área de influencia, de vuelta a  España. Definido el trayecto marítimo España – Cartagena de Indias faltaba saber ¿cómo se llegaba hasta la capital virreinal, sabiendo que su capital se ubicaba en la mitad del territorio?
Entrada al antiguo fuerte de Cartagena. Dibujo de Riou
La cordillera andina a su llegada por el sur se forma lo que se denomina el Nudo de los Pastos, como es la bifurcación de la cordillera en dos; la Occidental y la Central, para de esta  ultima surgir una nueva la  Oriental. Por tanto Colombia es un país que lo atraviesan tres cordilleras, muy montañoso y con enormes dificultades   para la movilidad interior.
 
Entre las cordilleras Central y Oriental discurre de sur a norte el río Magdalena de 1.540 kilómetros de longitud, para desembocar en el mar Caribe a la altura de Barranquilla. Desde tiempos precolombinos fue ruta de incursión hacia el interior de lo que hoy es Colombia y seguramente hacia el sur de la misma, como Ecuador.
 
Este conocimiento posibilitó que en el periodo  de la Colonia española el río fuese la principal arteria fluvial de Colombia, ya que era la única vía por la que Bogotá se comunicaba con Cartagena de Indias y por tanto con el resto del mundo. El río marcó  el inicio del proceso de colonización: presidentes, oidores, encomenderos y religiosos venidos de España son los pasajeros asiduos del río. Por allí pasó, en julio de 1553, el primer arzobispo de Santa Fe, fray Juan de los Barrios, y en 1564 el primer presidente don Andrés Díaz Venero de Leiva. Cargas y mercancías estaban dirigidas ya no tanto a proveer a los soldados expedicionarios, sino a sentar las bases de una estructura social y una economía incipiente sustentada en la extracción minera, la agricultura y la ganadería.
 
El río era navegable en una longitud de 990 kilómetros, hasta un antiguo poblado indígena, mas tarde llamado por los españoles Villa de San Bartolomé y actualmente denominado Honda, perteneciente al Departamento del Tolima. Así es como este pueblo ribereño se convierte en un importante puerto fluvial y punto de distribución de mercancías.
 
A principios del siglo XVII, Cartagena se consolida como puerto y plaza fuerte, cuya primacía estuvo ligada al desarrollo de la navegación por el Magdalena. Mompóx, fundada en 1540 por Juan de Santa Cruz, se convirtió en la principal escala para llegar a Honda. Hacia 1546 se fundó Tamalameque como embarcadero alterno.
 
Trazado del Canal del Dique entre Cartagena y Calamar de 113 kilómetros
 
La difícil comunicación entre Cartagena y el interior, ya fuera por mar hacia la desembocadura del Magdalena, o por tierra desde la ciudad hasta llegar al río y ascender su curso, obligaban a buscar alternativas. En 1647 el Gobernador de Cartagena, Pedro Zapata de Mendoza, puso en marcha el proyecto de unir la  bahía de  Cartagena con el río Magdalena  a través de las ciénagas de María y Matuma, lo  que se llamó el Canal del Dique.
 
Vista parcial del Canal del Dique 
 
El Canal del Dique, de 113 kilómetros de longitud, empezó a ser utilizado por pequeñas embarcaciones;  barcos, canoas, chinchorros y champanes, que empleaban 3 o 4 días en cruzarlo. El Cabildo impuso diversos gravámenes a las mercancías que se transportaban. El costo del transporte de mercancías, respecto a la ruta mixta anterior con canoas y recuas de mulas, se abarató un 50% y el comercio entre la costa y el interior experimentó una notable expansión.
 


 
CONTINUARÁ

 

 

 
 
 
 

 


lunes, 13 de julio de 2015

EL PROCESO DE PAZ VISTO POR UN FORÁNEO

Llevo año y medio residiendo en Bogotá y en este tiempo he leído todo lo que ha pasado por mis manos sobre el proceso de paz y he visto múltiples entrevistas y debates sobre el tema. Creo que ha llegado la hora que opine sobre el mismo.
 
El proceso de paz -negociaciones de paz entre el Gobierno Colombiano y el principal grupo insurgente del país, las FARC-EP- tiene unas características especiales que no gozan de antecedentes en el resto del mundo, como es que la negociación se produce en medio de la guerra. Un alto al fuego bilateral no ha sido posible por las presiones que, desde  los enemigos del proceso, han ejercido y ejercen sobre el propio Gobierno.
 
Mesa negociadora. A la izquierda los representantes de la guerrilla, a la derecha los del Gobierno. En el centro los países garantes : Noruega y Cuba

Lo más sorprendente a mi juicio de este proceso es que no sea un asunto de Estado. En efecto el gobierno elegido hace solo un año cuenta únicamente con el apoyo de la izquierda. El resto de partidos le vapulean sin piedad, intentando buscar réditos electorales, entre los que sobresale el partido de Álvaro Uribe. El Centro  Democrático, que en realidad es un partido de ultra derecha, y que es el segundo partido en representatividad en Colombia, se ha permitido varias y distintas majaderías. Desde opinar que con Santos  el castro–chavismo se está imponiendo en el país, hasta la última de hace unos días que las FARC para el 2019 se habrían adueñado del país.
 
Un segundo elemento es que una parte del ejército -la más derechista que se siente representada por el partido de Uribe- no apoya al Gobierno. Son frecuentes los cambios en la cúpula militar y una organización de oficiales militares retirados –Acore- muy activos en los medios de comunicación donde les dan una cancha desproporcionada, actúan como grupo de presión poniendo todas estacas posibles sobre las ruedas de la negociación.
 
Un tercer elemento es que esta guerra que ya dura 60 años, los muertos, salvo honrosas excepciones, por el lado del ejército y de la guerrilla, los han puesto los parias de la sociedad. Gentes de estratos bajos  que, en un lado u otro, encuentran la forma de vivir. Esta circunstancia produce que  entre las capas medias y sobre todo las urbanas estén ausentes del proceso.
 
Abundando en el elemento anterior la guerra que se desarrolla en el medio rural -es donde se bombardea, donde se desplaza, donde se producen los combates, donde están las minas anti personas instaladas ...- en el urbano, donde reside mayoritariamente la población colombiana, el proceso produce indiferencia permitiéndose las opiniones más descerebradas que uno pueda escuchar.
Juan Manuel Santos con los  integrantes de la mesa negociadora del Gobierno
Un cuarto elemento es que mientras el proceso es ampliamente apoyado desde el exterior -cuenta con las bendiciones del la Unión Europea, de EE.UU., del Vaticano, de multitud de países- , desde el interior es ampliamente cuestionado. Es como si no se fiasen del Gobierno recientemente elegido y que además basó su campaña electoral en conseguir la paz.
 
El Presidente Juan Manuel Santos frente  a los guerreristas y los militaristas  está  intentando contra viento y marea llevar adelante  el proceso. Esto no significa que no haya cometido errores, pero en todo caso le dignifica su perseverancia, entre otras cosas para ahorrarse los miles de muertos que cuesta todos años la guerra, evitar los importantes daños a las infraestructuras colombianas y a la economía y para destinar una parte muy importante el presupuesto de la guerra a otros cometidos como, por ejemplo, la educación.
 
A mi juicio llegar a un acuerdo de paz satisfactorio para las dos partes es el objetivo político más importante que tienen los colombianos actualmente.





POSDATA. Cuando tenía la entrada finalizada surge la noticia de un nuevo acuerdo parcial en la Habana, consistente en acelerar las negociaciones y discutir un desescalamiento del conflicto que dé  lugar a una tregua bilateral con control internacional, como preámbulo de un alto al fuego definitivo. Este importante acuerdo propició una intervención ayer domingo del Presidente Santos, en todos los medios de comunicación, dirigiéndose de forma emotiva al país, explicando la importancia del acuerdo. Manifestó que ya empezaba a ver la luz al final del túnel e invitó a todos los colombianos a que lo acompañaran en el proceso, pues la paz es para todos
 
     

miércoles, 8 de julio de 2015

LA HOJA DE COCA Y EL MAL DE ALTURA

Con gran profusión numerosos periódicos españoles han recogido la noticia de la demanda que ha hecho el Papa Francisco, para que le tengan preparadas  hojas de coca para mascar, para cuando llegue en avión a Bolivia. El Papa Francisco sabe de lo que habla, pues entre la población andina que va desde Argentina hasta Venezuela, la costumbre de mascar hojas de coca es y ha sido una práctica ancestral.
 
Se conoce como mal de altura a la falta de adaptación del organismo a la falta de oxigeno en el mismo, que se produce con la altura. La presión atmosférica disminuye con la altura, lo que afecta a la disponibilidad del oxígeno, ya que los alvéolos pulmonares no son capaces de transportar la misma cantidad de oxígeno a la sangre que ante una situación de mayor presión.
 
Los síntomas de este mal son mareos, cefaleas, nauseas, vómitos, agotamiento físico, trastornos en el sueño....y algunos de estos empiezan a notarse a partir de los 2.500 metros de altitud. El aeropuerto de la ciudad de El Alto donde llegará en Papa se encuentra a 4.070 metros de altitud. Ver:
 
La coca –Erythroxylum coca- es una planta nativa de los ambientes húmedos y calurosos del continente sudamericano. Se cultiva entre los 500 y los 2.000 metros sobre el nivel del mar, especialmente en norte de Chile y Argentina, Bolivia, Perú,  Ecuador y en el Sur de Colombia y en la Sierra Nevada de Santa Marta.
 
Hojas de coca 

En la historia de los pueblos andinos, tal como han recogido los cronistas de indias, ésta planta ha tenido distintos usos que todavía perduran entre los grupos indígenas, campesinos y en la sociedad urbana en casi todos los países del continente sudamericano. Para algunas comunidades se la considera una planta sagrada.
 
El uso principal es el masticatorio conocido como manbear, chacchar, picchar ó acullicar,  consistente en meterte en la boca unas cuantas  hojas previamente tostadas e ir formando un bolo para extraer de ellas las sustancias activas y estimulantes. Para lograr los efectos deseados, es necesario agregar un componente alcalino a la mezcla, usualmente cal viva o ceniza alcalina, -básicamente bicarbonato de calcio de origen vegetal-. Esto se logra con la llipta, que son unos panecillos de ceniza elaborados con el tallo de la quinua. En algunos comercios se venden conjuntamente.
 
Las sustancias activas durante la masticación actúan sobre el organismo humano de manera beneficiosa, ya que quitan el cansancio, el hambre, la sed y el sueño. Aparte de estos beneficios también el acto de manbear se le considera un acto ritual con profundas implicaciones sociales para el hombre andino, ya que perpetúa las tradiciones culturales y une a las personas.
 
La hoja de coca tiene además usos ceremoniales, adivinatorios, medicinales y han formado parte del ajuar funerario. Diversas culturas han dejado constancia de esta actividad en sus vasijas y mascaras con la representación de la mejilla dilatada por el manbeo.
 
Mascara de oro, representado el bolo del manbeo en la mejilla izquierda

Las autoridades coloniales españolas tuvieron con respecto a la hoja de coca una posición vergonzante. En la primera época restringieron y prohibieron su uso dado el carácter sagrado de las mismas, que competía con los rituales y creencias de la iglesia católica para, más tarde, estimular su producción y consumo dadas las ventajas que se obtenían sobre el rendimiento productivo, sobre todo en el sector de la minería.
 
Personalmente conocí el árbol de coca en el Jardín Botánico de Medellín, en 1996. Recuerdo que cogí unas cuantas hojas que guardé celosamente entre páginas de los libros. En aquella época las hojas  de coca estaban bastante estigmatizadas, ya que todavía no había aparecido públicamente Evo Morales, el gran divulgador de las bondades de las mismas.
 
Dibujo de Guamán Poma de Ayala. Coquero pasando hoja de coca. Siglo XVII

Al año siguiente, viajé desde Medellín al Alto, para visitar a un amigo de mi empresa que dirigía un proyecto de expansión de la red urbana telefónica en la ciudad de La Paz. Visité algunos frentes de trabajo donde observé que prácticamente todos los trabajadores manbeaban coca, mientras trabajaban.
 


En el 2005 visité el Mercado de Huancayo, en Perú, donde en un almacén  próximo pude comprar hoja de coca y la llipta para manbear. Huancayo se encuentra a 3.271 metros sobre el nivel del mar. También recuerdo que visitando una mina en el Cerro Rico de Potosí, compramos para los mineros del interior -existe la costumbre de llevar regalos a los mineros- bolsas de hoja de coca y bebidas refrescantes. Las tiendas de insumos mineros, cerca del cerro, venden hoja de coca, como uno más. También he visto las hojas de coca en las mesas  ceremoniales  y rituales de diversas comunidades indígenas.
 

Por último, mi historia respecto a la hoja se cierra con la contratación de un tour para visitar el Parque Nacional  Eduardo Abaroa, situado al sur de Bolivia, lindante con Chile. Lo hice con un suizo y varios canadienses. Salimos de Uyuni y por varios días nos movíamos y dormíamos en alturas superiores a 4.000 metros. Todos llevábamos y manbeamos hojas de coca.

 
Al respecto tengo que reconocer que el mal de altura solo me ha producido fatiga y cansancio, pero no dolor alguno. Caminando en altura he tenido que hacer muchas paradas para recuperar la respiración y hacerlo despacio. He subido un par de veces al cráter del volcán el Nevado del Ruíz, en Colombia, que está a 5.400 metros de altitud,  sin más problemas, que los descritos.
 
 



viernes, 3 de julio de 2015

VÍCTOR JOSÉ F. PALMEIRO, UN GALLEGO EN LOS AÑOS DEL PLOMO EN ARGENTINA

Leyendo las reseñas del libro sobre el secuestro más caro de la historia, el de los hermanos Born, realizado en 1975 por los Montoneros y por lo cual la familia pagó 60 millones de dólares de la época y que se ha convertido en un  bestsellers en Latinoamérica, me encuentro con la figura de un gallego de verdad -en Argentina se generaliza a todos los españoles como gallegos-, de nombre Víctor José Fernández Palmeiro, hijo de republicanos exiliados  y que tuvo un papel destacado dentro de las organizaciones guerrilleras, que operaban en Argentina en los años del plomo.
 
Víctor había nacido en España, en 1946, en el seno de una familia republicana. Su familia decide exiliarse en Argentina donde trabajó como obrero metalúrgico, ingresando en 1961, a edad de 15 años, en las Juventudes Comunistas. El 1967 participa   en la constitución del Partido  Comunista Revolucionario-PCR- de ideología marxista-leninista-maoísta, fruto de una crisis del PC Argentino.
 
Simultáneo la militancia en este partido con sus trabajos en el sector de la construcción como yesero, hasta que paso a la clandestinidad uniéndose a Ejército Revolucionario del Pueblo –ERP- donde llegó a  ser miembro de la Dirección Militar.
Víctor José F. Palmeiro

Se le conocen varias acciones armadas, destacando la toma del cuartel de Gonet, el intento fallido del secuestro del Teniente General Julio Alsogaray, donde fue detenido y encarcelado en el Penal de Villa Devoto y fugado cinco meses más tarde haciéndose pasar por su hermano que lo había visitado, como si fuese su abogado.
 
Participa en la preparación y en  la fuga del Penal de Rawson, en 1972, en las que se pretendía la fuga masiva de más de cien reclusos de diversas organizaciones armadas argentinas entre ellas del ERP y de Montoneros. Al final solo lo logran dos grupos de 6 y 19 personas. El grupo de Víctor es el encargado de secuestrar  un avión de la empresa Austral, en el aeropuerto de Trelew, distante unos 20 kilómetros del penal, que es donde deberían llegar los fugados. Únicamente el grupo de seis logra coger el avión y salir hasta Santiago de Chile  gobernada en aquél entonces por Salvador Allende, donde solicitan asilo político. De Chile se van para Cuba donde nuestro protagonista regresa a Argentina, en enero de 1973, vía Checoslovaquia y España.
 


Mientras tanto el grupo de los 19 que llegaron tarde al aeropuerto decidieron tomar la terminal aeroportuaria de Trelew, en el que había unos pocos pasajeros y personal de las aerolíneas. Al estar rodeados de fuerza pública, entablan una negociación solicitando y recibiendo públicas garantías para sus vidas en presencia de periodistas y autoridades judiciales. Los hombres también pidieron retornar al penal de Rawson.
 
La negociación no fue respetada, se despidió a los garantes y se los condujo a la Base naval Almirante Zar, donde en mitad de la noche del 22 de agosto son sacados de sus celdas y ametrallados mientras estaban formados. La versión oficial del suceso indicaba que se había producido un nuevo intento de fuga, con 16 muertos y tres heridos entre los prisioneros, pero sin bajas en las filas de la Marina. Esta matanza se la conoce como la masacre de Trelew.
 
Pintura que refleja la masacre de Trelew
Un escueto comunicado oficial del gobierno al respecto fue facilitado  a la prensa por el contralmirante Hermes Quijada, jefe del Estado Mayor conjunto, quien a los pocos meses, el 30 de abril de 1973, fue asesinado a balazos en el céntrico barrio del Congreso, de la ciudad de Buenos Aires por nuestro protagonista, apodado el gallego, acción ejecutada desde una moto. En esta acción Víctor, que consigue escapar, muere horas más tarde a consecuencia de un balazo recibido en el estomago, por el chofer del contraalmirante. Tenía 27 años. La operación de venganza por la masacre se denominó Operación Mercurio
 
Al mes de su muerte se le rindió un homenaje frente a su tumba en el cementerio de Chacarita, acto que contó con la presencia de destacadas personalidades en la defensa de los DD.HH. El 5 de junio fue robada la placa que sus compañeros le habían hecho y volada la sepultura mediante una bomba. En 1974 se realizó un nuevo homenaje.
 
Cartel de homenaje a Víctor 

El músico argentino Andrés Calamaro decidió inmortalizar a nuestro compatriota en su canción titulada 22 de Agosto. La letra dice así:
 
¡Brindemos por los muertos de Trelew!
Un patético almirante apareció en la televisión
explicando que los malos se habían escapado
y por supuesto nadie le creyó.
Y algún tiempo después, el marino Hermes Quijada
se enteró que la muerte viaja en moto:
El Gallego Fernández Palmeiro, combatiente del ERP
22 de agosto, era el piloto que lo llenó de plomo,
lo llenó de plomo y se las tomó.