sábado, 15 de febrero de 2014

ADIÓS A MADRID

Ayer dejé,  creo que definitivamente, Madrid. Llegué a la ciudad hace algo más de 13 años por motivos laborales. Trabajé durante 24 años en la fábrica de cables de comunicaciones que, Standard  Eléctrica inicialmente y Alcatel, posteriormente, tenía en Maliaño, Cantabria.

Después esta misma empresa me envió a  Colombia y a  Venezuela para trabajar en proyectos de comunicaciones. A la vuelta estuve un año en el país vasco para recalar, finalmente, en Madrid en el año 2000. La empresa me destinó a trabajar en la sede central de la compañía, en las oficinas de la calle Ramírez de Prado nº 5. 


En estos trece años largos he vivido siempre en la misma casa. Un pequeño apartamento  en la calle Cristóbal Bordíu 48, perteneciente al distrito de Chamberí. Esta calle es paralela por el norte a la de Ríos Rosas y perpendicular a Nuevos Ministerios, por su parte trasera. Su ubicación era muy cómoda para salir con el coche hacia el norte y el noroeste. A Cantabria y, algunas veces a Galicia, es dónde más viajábamos. También lo era para coger el metro hasta  la T-4 para nuestros vuelos transoceánicos. 

Fachada de la casa

El distrito de Chamberí es uno de los distritos perteneciente a la almendra central de Madrid, próximo al centro histórico de la ciudad. Es un distrito de clases medias y  gentes de edad avanzada,  lo que le confiere el  carácter  de distrito tranquilo.

La casa tiene una fachada muy bonita, a pesar  de tener casi 100 años. Fue construida por un arquitecto  guipuzcoano de nombre Fausto Gaiztarro y está fechada en 1930, tal como recoge una placa adosada a la jamba derecha del portal.

Placa alusiva al arquitecto

Aunque he nacido y  vivido muchos años en Santander;  una ciudad de 200.000 habitantes y posteriormente en un pueblo del Valle del Nansa, de 60 vecinos,  llamado Cades, donde estoy empadronado y pago mis impuestos, no deja de tener su gracia vivir a caballo entre  dos poblaciones que oscilan entre los 60 y los 6,5 millones de habitantes.  Sobre todo desde finales del 2003 que deje de trabajar, al prejubilarme.

No descubro nada si digo que Madrid es una ciudad acogedora, con una enorme influencia cultural, con importantes museos de talla internacional y con una vida social importante. Es  muy visitada por turistas,  tanto nacionales como extranjeros. Es la ciudad donde se cuecen las habas en nuestro país

Todo ello a pesar que en los últimos años,  tanto a nivel autonómico como municipal, ha estado gobernada y lo sigue estando por los llamados liberales de mamandurria, que con muy poca decencia y vergüenza, han cometido todo tipo de tropelías y han  emponzoñado  las instituciones públicas madrileñas. Ojala la justicia sea capaz de hacer bien su trabajo y liberar a los madrileños de todos estos  sujetos. También, tienen que poner lo suyo los votantes en los futuros procesos electorales, mandándoles a la oposición.

Abandono  Madrid para residir una temporada en Bogotá,  ciudad en la que viví  algún tiempo en 1996 y que, a partir de allí, he pasado por ella una docena de veces. El motivo del traslado es para  acompañar a mi mujer que trabajará en la ciudad, ahora que el país en su conjunto es admirable por sus niveles de crecimiento económico y de actividad pública.

Con este blog pretendo escribir las experiencias en este país, así como la de los viajes que realice por la región. Es mi compromiso.

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