Ayer dejé,
creo que definitivamente, Madrid. Llegué a la ciudad hace algo más de 13
años por motivos laborales. Trabajé durante 24 años en la fábrica de cables de
comunicaciones que, Standard Eléctrica
inicialmente y Alcatel, posteriormente, tenía en Maliaño, Cantabria.
Después esta misma empresa me envió a Colombia y a Venezuela para trabajar en proyectos de
comunicaciones. A la vuelta estuve un año en el país vasco para recalar,
finalmente, en Madrid en el año 2000. La empresa me destinó a trabajar en la
sede central de la compañía, en las oficinas de la calle Ramírez de Prado nº
5.
En estos trece años largos he vivido siempre
en la misma casa. Un pequeño apartamento
en la calle Cristóbal Bordíu 48, perteneciente al distrito de Chamberí. Esta
calle es paralela por el norte a la de Ríos Rosas y perpendicular a Nuevos
Ministerios, por su parte trasera. Su ubicación era muy cómoda para salir con el
coche hacia el norte y el noroeste. A Cantabria y, algunas veces a Galicia, es
dónde más viajábamos. También lo era para coger el metro hasta la T-4 para nuestros vuelos transoceánicos.
Fachada de la casa |
El distrito de Chamberí es uno de los
distritos perteneciente a la almendra central de Madrid, próximo al centro
histórico de la ciudad. Es un distrito de clases medias y gentes de edad avanzada, lo que le confiere el carácter
de distrito tranquilo.
La casa tiene una fachada muy bonita, a
pesar de tener casi 100 años. Fue
construida por un arquitecto guipuzcoano
de nombre Fausto Gaiztarro y está fechada en 1930, tal como recoge una placa
adosada a la jamba derecha del portal.
Placa alusiva al arquitecto |
Aunque he nacido y vivido muchos años en Santander; una ciudad de 200.000 habitantes y
posteriormente en un pueblo del Valle del Nansa, de 60 vecinos, llamado Cades, donde estoy empadronado y pago
mis impuestos, no deja de tener su gracia vivir a caballo entre dos poblaciones que oscilan entre los 60 y los
6,5 millones de habitantes. Sobre todo
desde finales del 2003 que deje de trabajar, al prejubilarme.
No descubro nada si digo que Madrid es una
ciudad acogedora, con una enorme influencia cultural, con importantes museos de
talla internacional y con una vida social importante. Es muy visitada por turistas, tanto nacionales como extranjeros. Es la ciudad donde se cuecen las habas en nuestro país
Todo ello a pesar que en los últimos años, tanto a nivel autonómico como municipal, ha
estado gobernada y lo sigue estando por los llamados liberales de mamandurria, que con muy poca decencia y vergüenza,
han cometido todo tipo de tropelías y han emponzoñado
las instituciones públicas madrileñas. Ojala la justicia sea capaz de
hacer bien su trabajo y liberar a los madrileños de todos estos sujetos. También, tienen que poner lo suyo los
votantes en los futuros procesos electorales, mandándoles a la oposición.
Abandono
Madrid para residir una temporada en Bogotá, ciudad en la que viví algún tiempo en 1996 y que, a partir de allí, he
pasado por ella una docena de veces. El motivo del traslado es para acompañar a mi mujer que trabajará en la
ciudad, ahora que el país en su conjunto es admirable por sus niveles de
crecimiento económico y de actividad pública.
Con este blog pretendo escribir las
experiencias en este país, así como la de los viajes que realice por la región.
Es mi compromiso.
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