miércoles, 13 de enero de 2016

A PROPÓSITO DEL ARTILUGIO LLAMADO MUSENGUE

Visitando Mompox en las fiestas pasadas observamos un artilugio  que nos dijeron que se llamaba musengue. Por un precio módico de 5.000 pesos –unos 1,5 €- lo adquirimos, ya que nos parecía muy bonito.
 
Este artilugio, cuyo nombre que no tiene entrada en el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, es una especie de escobillón elaborado con la inflorescencia femenina de la palma del vino -attalea butyracea-  que se elabora soltando las fibras de la parte basal del racimo, una vez recogidos los frutos y cortadas todas las ramas, dando lugar unas fibras muy suaves, parecidas a las del fique o cabuya. El escobillón se compone de dos partes: el mango y las fibras separadas por una tira de neumático.
Musengue
Los musengues son usados en Mompox, pero se elaboran en tierras cercanas como Talaigua, San Fernando, Guamal, Lamedero y Margarita, donde este tipo de palma es abundante.
Este artilugio aparte de bonito es muy útil. La zona del Magdalena medio se caracteriza por tener unas temperaturas muy elevadas que al lado de los ríos, caños, cuerpos de agua y  humedales de los que tan abundantes existen en la zona, son fuente de todo tipo de insectos.
Al anochecer comienzan a aparecer los enjambres de jejenes, moscas, mosquitos y el musengue es una herramienta eficaz para sacudírselos de en medio.
Vendedora de Escobas y musengues por las calles de Mompox. Foto de David Lara
En tiempos de epidemias como la del chikunguña recientemente pasada, la del zika, las picaduras que producen el dengue o simplemente las de los insectos, el musengue cobra especial relevancia. No estaría de más que las autoridades sanitarias de Colombia, distribuyese esta bonita herramienta entre las viviendas de las zonas calientes, como instrumento para combatir las picadas de los mosquitos y sus posibles enfermedades derivadas de las mismas.
 
Inflorescencia femenina de la palma de vino, utilizada para elaborar musengues

De un lado, se generaría una actividad económica sostenible entorno a aprovechar mejor los recursos de esta palmera, que crece entre los 0 y los 1.000 metros de altitud y es abundante en zonas secas del Caribe, cuencas del Magdalena, alto Cauca y del Zulia. También se encuentran en los Llanos Orientales y en la Orinoquía. Del otro, sería un magnifico repelente de toda clase de insectos, que tantas enfermedades generan.
 
 
 
 
 



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