jueves, 1 de mayo de 2014

LA MASACRE DE LAS BANANERAS EN COLOMBIA

En la entrada anterior dedicada a la United Fruit Company tratábamos de explicar la estrategia de esta multinacional para conseguir sus criminales objetivos de explotación laboral; evitar el contacto directo con los trabajadores para hacerlo a través de contratistas locales que se encargaban de las contrataciones y de los despidos. De esta manera la multinacional evadía la responsabilidad de acatar la de por si débil  legislación laboral colombiana, librándose de cumplir los requisitos de vivienda y del pago del seguro colectivo. 
 
Tanto abuso determinó la convocatoria de una huelga el 12 de noviembre de 1928. Los trabajadores exigían a la United Fruit que respetara la legislación laboral, que pagara el seguro colectivo, pagos por incapacidades relacionadas con el trabajo, que el domingo fuese festivo, viviendas e instalaciones hospitalarias dignas y aumentos salariales dignos. La empresa se negó a negociar argumentando que al no ser el empleador directo no tenía  porque respetar la legislación laboral vigente en ese momento.
 
Dirigentes sindicales de la huelga de la United Fruit Company
 
La huelga despertó  bastante solidaridad hasta tal punto que los tenderos de la zona fiaban a los huelguistas los productos de consumo, para evitar  tener que pasar por el economato de la empresa a comprarlos, hubo iniciativas de ganarse la confianza de los soldados del ejército nacional desplazado a la zona para salvaguardar el orden público.
 
Sin embargo la negativa de la empresa a acordar una  solución al conflicto apoyado por los terratenientes colombianos y otros contratistas del plátano,  derivó en actos de vandalismo por parte de los trabajadores, que en su grado de desesperación  se apropiaban del ganado y de las provisiones de los granjeros y de los tenderos locales.
 
En Bogotá gobernaba un gobierno conservador que entendía que la huelga de los trabajadores del plátano era un movimiento subversivo fruto de la acción activa y constante de los agitadores comunistas. También circulo en la zona el espantajo de una posible intervención Norteamérica en defensa de sus súbditos y de sus intereses en la zona.
 
El 5 de diciembre transcurridos 24 días de huelga se decreta el estado de sitio. El siguiente día el general al mando de la fuerza pública decide instalar tres ametralladoras en la Plaza de Ciénaga, donde se concentraban acampadas unas 1.500 personas. Se les dio cinco minutos para desalojar la plaza en virtud del estado de sitio decretado y de dos proclamas  de ley marcial, que impedía formar grupos de más de tres personas. Al no retirarse  los huelguistas abrieron fuego sobre la muchedumbre, asesinando e hiriendo a un número indeterminado de trabajadores. El informe oficial, que nadie se creía, hablaba de 13 muertos y 19 heridos, dos de los cuales murieron posteriormente.
 
Plaza de la ciudad de Ciénaga, durante la huelga
 

Horas después 400 huelguistas rodearon las instalaciones de la United Fruit en Sevilla, matando a un teniente. La llegada de refuerzo de las tropas de Ciénaga sirvió para asesinar 29 nuevos huelguistas, tres más cayeron en Aracataca, el pueblo de Gabriel García Márquez. En los siguientes días se contabilizaron nuevos asesinados, según  la versión oficial de heridos muertos en sus escondites.
 
Tropas del ejercito desplazándose a Sevilla
 
 
Esta tragedia conocida en el subconsciente  colombiano como la masacre de las bananeras marcó una época en la historia colombiana. A partir de aquí se inició una disminución del poder de la United Fruit, el descredito del gobierno conservador de Miguel Abadía Méndez, la dimisión del Ministro de la Guerra y la llegada de un Presidente liberal en las siguientes  elecciones de 1930. Los liberales no gobernaban desde la  década de 1880. La huelga de 1928 puso en evidencia la incompetencia del gobierno y sus alianzas con la multinacional. 
 
La mayoría de los colombianos creen que en la masacre de las bananeras murieron cientos de personas y que la United Fruit se la considera como una fuerza del mal, explotadora de los trabajadores. La conducta criminal y explotadora de la United Fruit  explica muchas veces la animadversión que despiertan los norteamericanos en muchos países latinos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario