La expedición se organizó en los muelles de Manaos con el sigilo
suficiente para no despertar sospechas de los fines de la misma, a pesar de contar con la
financiación y el visto bueno del Gobierno de la Amazonía. Pareciera que Luis
Gálvez, junto a su amigo Uhthoff, estarían armando una expedición comercial
para ir explotar el caucho en la región del Acre.
El barco contratado era el Ciudad
de Pará y llevaban unos 20 hombres a bordo, descansando la parte militar de
la expedición en los españoles veteranos de la guerra de Cuba. Se trataba de
llegar a Puerto Alonso, que era una
especie de capital de la región del Acre, fundada por los bolivianos y que era
custodiada por un teniente y nueve soldados, igualmente, bolivianos. Puerto
Alonso es lo que se llama hoy Porto Acre.
Reducidas las fuerzas bolivianas y contando con el apoyo de los patrones
del caucho y de los siringueros, todos brasileños, el 14 de julio de 1899 se decide
en asamblea crear la Republica
Independiente Acre. La misma asamblea lo nombra Presidente y en los primeros
seis meses organiza varios ministerios, incluido el de Hacienda, crea escuelas,
hospitales y un ejército de unos 4.000 hombres. La población de El Acre en esas
fechas era de unos 20.000 ciudadanos.
Nuestro hombre ejerció funciones de Juez, creo la bandera del estado y
llegó hasta emitir sellos de correos.
También reprimió un intento del ejército
boliviano de recuperar el
territorio perdido meses anteriores. En definitiva Luis Gálvez idealizó un
estado moderno, con preocupaciones sociales, medioambientales y urbanísticas,
en un ambiente tan hostil, como era un territorio selvático en plena época de
explotación del caucho.
Sello del Estado independiente de Acre. 1899 |
La historia finaliza cuando el Gobierno Brasileño decide respetar el Acuerdo de Ayacucho, entre Bolivia y
Brasil, firmado en 1867, en el que se reconocía a El Acre como territorio
boliviano, enviando una expedición militar formada por cuatro navíos de guerra
y tropas de infantería para apresar a Luis Gálvez y dar por finalizada la
experiencia y devolver el territorio a
los bolivianos.
Luis Gálvez decide no entrar en guerra – al fin y al cabo sería una
guerra entre brasileños, lo que le parecía estúpido - y decidió rendirse a la
Marina Brasileña el 11 de marzo de 1990. Recibió una fuerte indemnización del
gobierno brasileño, lo que le permitió regresar a España.
A partir de aquí se suceden nuevas expediciones de
control del Acre y una rebelión de
siringalistas que llegaron a controlar el territorio. En estas
circunstancias y ante las escaramuzas que se producían, se declaró un alto al fuego que dio lugar
al Tratado de Petrópolis.
Este tratado que lleva el nombre de la ciudad brasileña donde se firmó el
17 de noviembre de 1903, Bolivia cedía 191.000 km2 pertenecientes al actual
estado de Acre, mientras que a cambio Brasil se comprometió a los siguientes puntos:
- Construir un ferrocarril entre las ciudades de Riberalta y Porto Velho para facilitar la exportación del caucho de aquella época
- Permitir a Bolivia utilizar los ríos brasileños para el transporte de mercaderías hasta el Atlántico.
- Permitir a Bolivia construir aduanas en las ciudades brasileñas de Corumba, Belem y Manaos, así como en otras ciudades brasileñas fronterizas.
- Pagar al gobierno boliviano la cifra de 2.000.000 de libras esterlinas.
Se puede decir que la solución dada a este tema coincide con los intereses
que mantenía Luis Gálvez, como eran impedir que el territorio fuese cedido a EE.UU. e incorporarle a Brasil, por ser sus
moradores brasileños.
Luis Gálvez mantuvo su espíritu aventurero; regresó a España, volvió Argentina
y a Brasil. Vivió de forma holgada hasta
que murió en Madrid en 1935.
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