En un
reciente viaje a Quito, quedé sorprendido por la extraordinaria importancia que
los ecuatorianos dan a la gesta del descubrimiento del río Amazonas, llevada a
cabo desde su territorio, por españoles.
En
efecto, el descubrimiento del río Amazonas se realizó entre la navidad de 1541
y el 26 de agosto de 1542. El promotor de esta aventura tuvo como protagonista
a Gonzalo Pizarro, hermano de
Francisco, el fundador de El Perú. Aquel partió de Chaqui con 170 soldados,
3000 indios y bastantes camélidos para llevar las cargas.Llegando a Quito decidieron
internarse hacia el País de la Canela, cuyos relatos situaban hacia el oriente de la
ciudad y en territorio selvático.
En el
pueblo de Zumaco lo alcanzó su lugarteniente Francisco de Orellana, fundador de Guayaquil, que traía consigo a
otros 23 soldados. Cruzaron los Andes y se internaron en la selva, lo que les
propició su primera decepción; los arboles de canela encontrados eran pocos y la
canela obtenida de mala calidad.
Simultáneamente
comenzaron a sufrir todo tipo de penalidades y sufrimientos, atacados por
insectos y reptiles, así como empezaron a padecer enfermedades por el clima tan
insalubre y, lo más grave, el hambre les empezó a pasar factura.
Internados
en el río Coca, construyen un bergantín y deciden que Francisco de Orellana con
57 hombres se internasen río abajo en
busca de comida, para toda la expedición. El hambre afligía a todos y la gente
amenazaba con amotinarse, sin considerar
que las corrientes del río impedirían su retorno.
Reconocimiento de F.Orellana sobre su navegación sobre el río Amazonas |
Sin posibilidadd de retorno, del
río Coca pasan al Napo y de este al río
Grande, internándose en el mismo el 12 de febrero de 1542. Orellana
descendió el curso completo del río, hasta su desembocadura en el Océano
Atlántico, tardando siete meses en recorrerle.
Gonzalo
Pizarro, mientras tanto, pasando mil penurias regresó a Quito a los dos años de
haber partido, con apenas unas decenas de famélicos españoles, únicos
sobrevivientes de la fracasada expedición. Se quejó indignado de la traición de
Orellana y lo acusó de haberlo abandonado en la selva inhóspita.
En el
bergantín con Orellana iba el dominico Gaspar
de Carvajal que dejo escrita la aventura en su: Relación del nuevo
descubrimiento del famoso río Grande que descubrió por muy gran ventura el
capitán Francisco de Orellana.
La
relación explica el contacto con pueblos
integrados por mujeres a las que rendían vasallaje otros habitantes del lugar.
De ahí que decidieran denominar al río como el
de las amazonas, nombre que ha perdurado sobre otros locales, utilizados en
la parte peruana y brasileña. Este
descubrimiento también lo ha desarrollado en una publicación el escritor
colombiano Willian Ospina, en su novela titulada El País de la Canela.
Los
ecuatorianos han querido dejar constancia de su participación y así hemos
observado que en el Palacio
Presidencial, en las escaleras que separan el primero del segundo piso, acoge
un mural dividido en tres partes de unos 60 m2, elaborado por su pintor más
internacional, Oswaldo Guayasamín, en
mosaico veneciano, desarrollando esta epopeya.
Parte central del mural de Oswaldo Guayasamín , en el Palacio Presidencial. |
Por
si esto no fuese suficiente, en el lateral de la Catedral de Quito, ubicada en
la Plaza Grande, existen un par de placas de considerable tamaño alusivas a
este acontecimiento. Me permito trascribir una de ellas, dada su
grandilocuencia.
Bien se podría gloriar Babilonia de
sus muros
Nínive, de su grandeza
Atenas, de sus letras
Constantinopla, de su imperio
que Quito las vence por llave de la
cristiandad y
por conquistadora del mundo, pues de esta
ciudad
pertenece
el gran descubrimiento del río de las amazonas.
Placas alusivas al descubrimiento del Amazonas colgadas en la catedral de Quito |
En fin, o los ecuatorianos son muy elocuentes y
sublimes, o los españoles somos muy mojigatos. Sin comentarios
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