El pasado día 24 la Human Rights Watch hizo público su
informe sobre las responsabilidades de los mandos militares del ejército
colombiano en los llamados falsos positivos. Sobre este tema ya escribí una
entrada titulada Los falsos positivos: la
gran farsa
criminalhttp://andandoporbogota.blogspot.com/2015/02/los-falsos-positivos-la-gran-farsa.html.
Como reconoce el propio informe estos casos de asesinatos masivos cometidos
a gran escala durante siete años, constituyen uno de los episodios más nefastos
de atrocidades masivas ocurridos en el hemisferio occidental en las últimas
décadas. Dado que este tema, a pesar de su gravedad, apenas se habla en el
país, me voy a permitir escribir otra entrada recogiendo algunas conclusiones
del informe.
Para los no iniciados en el tema los falsos
positivos en Colombia son la ejecución de civiles por brigadas del ejército a
gran escala, entre el 2002 y el 2008. Soldados y oficiales presionados por
superiores para que demostraran resultados positivos e incrementaran el número
de bajas en la guerra contra la guerrilla, se llevaban por la fuerza a sus víctimas
o los citaban en parajes remotos con promesas falsas, como ofertas de empleo,
para luego asesinarlas, colocar armas junto a los cuerpos e informar que se
trataba de combatientes enemigos muertos en enfrentamientos.
Hasta le fecha unos 800 miembros del ejército, en su
mayoría soldados de rangos inferiores, han sido condenados por ejecuciones
extrajudiciales. Entre los condenados hay algunos ex comandantes de batallones,
pero ningún oficial al frente de brigadas. La Fiscalía General de la Nación investiga
actualmente a más de 3.000 presuntos casos de falsos positivos. De los 16
generales del ejército, activos y retirados, que están siendo investigados,
ninguno ha sido acusado formalmente. Esta es una de las conclusiones del
informe como es que las condenas están recayendo exclusivamente sobre los
mandos bajos -lo que se conoce vulgarmente
como comerse el marrón- mientras los altos, que supuestamente daban las directrices,
están saliendo indemnes. El informe es claro: algunas de las más altas jerarquías del ejército, por acción o por omisión,
tienen responsabilidades en estas atrocidades.
Otra
de las conclusiones del informe van desde los graves obstáculos y falta de cooperación
con las investigaciones por parte de las autoridades militares, hasta amenazas,
asesinatos y ataques a testigos clave. A la vez, algunos casos siguen bajo la jurisdicción
de la Justicia Penal Militar, que careciendo de independencia y credibilidad,
es tanto como garantizar la impunidad para estos asesinatos.
El
informe también hace una serie de recomendaciones al Presidente Juan Manuel
Santos, a la Fiscalía General de la Nación, a la Fiscalía de la Corte Penal
Internacional y, por último, al Gobierno de los EE.UU que como colaborador en
el llamado Plan Colombia, plantea la eliminación de la ayuda militar hasta que
el Gobierno colombiano cumpla los requisitos en materia de derechos humanos.
Invito
a los interesados para que se lo bajen de internet y lo lean. http://www.hrw.org/es/reports/2015/06/24/el-rol-de-los-altos-mandos-en-falsos-positivos
Voy a finalizar con un testimonio que refleja la
degradación moral de una parte del ejército que realizó estas operaciones a gran escala y con carácter
sistemático, tal como recoge el informe. Un
soldado del Batallón Rifles, perteneciente a la primera Brigada, indicó que el
factor que impulso a que su unidad ejecutará como falso positivo a su hermano
en abril de 2007, fue que los soldados deseaban tener días libres para festejar
el Día de la Madre. Repugnante
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