Prácticamente
todos los días que he estado en México D.F. me he encontrado con alguna
manifestación. Es verdad que mi estancia ha coincidido con dos aniversarios
importantes. De un lado, el primer aniversario de los sucesos de Iguala y, del
otro, con el 47 aniversario de la masacre de Tlatelolco. (Ver entrada anterior).
También
tengo la sensación, por lo hablado con algunos ciudadanos locales que, después
de la matanza de Iguala, en el Estado de Guerrero, los mexicanos se han dado
cuenta de lo permeado que están algunas instituciones del estado, de las
organizaciones criminales y mafiosas. Existe cierto nivel de indignación nacional.
Sistema de protección de edificios oficiales mediante vallas metálicas |
Lo
primero que llama la atención es la violencia que se da en algunas de ellas. El
gobierno previendo graves disturbios y para algunas fechas determinadas, como
es el aniversario de la masacre de Tlatelolco, dispone de unos muros metálicos
de unos tres metros de alto con los que cierran algunas calles emblemáticas,
como la de Francisco Madero que desemboca en el zócalo. También se protegen los edificios públicos.
Además la policía antidisturbios debe estar bien entrenada a juzgar los muros
de policías que realizan para impedir el paso de manifestantes.
Cocteles molotov en el zócalo, en el aniversario del 2 de octubre de este año. Al fondo la catedral |
Pero
lo más sorprendente es la forma de protestar de los campesinos. En la
importante avenida Lázaro Cárdenas, próxima al centro, durante varias
horas y en días repetidos, se las pasan bailando ellos en calzoncillos y ellas
totalmente desnudas. La prenda común a todos ellos es el sombrero de paja. La
orquesta que les marca el ritmo se sitúa al otro lado de la calle.
Campesinos durante su movilización, bailando. |
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