miércoles, 10 de septiembre de 2014

LA LLEGADA DEL TRIGO A COLOMBIA Y LA ACTIVIDAD MOLINERA EN BOGOTÁ

No existe fuente documental alguna que precise cuando llegó el trigo a Colombia traído por los españoles. Parece que antes de llegar a la sabana bogotana ya se sembraba con antelación en los límites de la Gobernación de Popayán. De cualquier manera existen citas de cómo en la segunda mitad del siglo XVI- pocos años después de haber llegado a estas tierras- el cultivo de trigo se empieza a generalizar en aquellas zonas donde es posible hacerlo.
Los historiadores locales se ponen de acuerdo que fue el extremeño Jerónimo Lebrón de Quiñones el introductor del trigo en el Nuevo Reino de Granada. Jerónimo era un funcionario español que llegó a  Gobernador interino de Santa Marta. Hombre preocupado por la agricultura fue también  el impulsor de la siembra  de otros cereales como la cebada y legumbres como el garbanzo y las alubias, para el consumo humano.
Por las responsabilidades y los viajes que realizó Lebrón repartiendo las semillas, se cree que fue en la primavera de 1541 cuando se inicia la siembra del trigo y demás cereales y legumbres, en la  zona central del Nuevo Reino.
Posteriormente el 8 de julio de 1546  Miguel Díez de Armendáriz le anuncia al rey, desde Santa Marta,  que sale para el Nuevo Reino, advirtiéndole  que examinará si se podrán hacer molinos para que se coma pan de trigo, pues lo hay en abundancia. El 13 de febrero de 1547, ya desde Bogotá manifiesta: Cójese en la ciudad de Tunja razonable cantidad de trigo, tanto, que muchos no comen otro pan. Es tal y tan bueno que no hace falta lo de España.
Litografía de Bogotá de Ackerman. 1851. Las dos edificaciones del borde derecho son sendos molinos sobre el río Fucha

La zona de Tunja a poco más de cien kilómetros de Bogotá fue una zona que por sus condiciones climáticas, similares a las de Castilla,   próspero los sembrados  de trigo y se produjo en abundancia. 
No tardarían en comenzarse la construcción de molinos hidráulicos  para molturar el grano de las cosechas de trigo. Aunque tampoco hay fuentes precisas del primer molino construido en la sabana bogotana, existe una referencia del 1569 donde el cabildo de Santa Fe condenó al procurador Pedro de Bolívar a pagar una multa de sesenta pesos, por haber vendido harina a mayor precio del permitido: "dixo que a tres tomines y medio la arroba y ques molida en el molino que tiene en su repartimiento de Lenguazaque.

A comienzos del siglo XVII ya aparecen referencias de que había muchos molinos en los doce pueblos de indios que tenía Bogotá a dos leguas en contorno por parte de la sabana. Dentro de la ciudad los molinos se movían con las aguas del río Vicachá, hoy conocido como San Francisco, que discurre por toda la carrera séptima, la famosa  Avenida Jiménez. Este río inicialmente fue encauzado para posteriormente hacerlo subterráneo.
Restos del puente de la Aguas, por donde discurría el Río San Francisco. Situado enfrente de la iglesia del mismo nombre

Existe una cita de Humboldt en su viaje por Colombia, en 1801,  donde escribe a su hermano Guillermo que en América pocos países tal vez Chile, producen tanto y tan excelente cereal como en el nuevo Reino de Granada. Aun en el llano de Bogotá donde el suelo es arenoso y de clima muy frio se cuentan 10 o 12 cereales.
En Bogotá existe una calle denominada  Molino del Cubo que no deja lugar a dudas de la existencia de algún molino en esa calle.  Para mediados del siglo XVII llegó a haber hasta ocho molinos en el río san Francisco.
Calle de Bogotá, en carrera 4 con calle 14 A
 
El molino de cubo es un tipo de molino que se adapta  muy bien recursos hídricos  escasos e irregulares. El agua de la acequia  es conducida hasta una altura de unos cinco metros, para precipitarse sobre el rodezno  horizontal provisto de alavés, de tal manera que la energía cinética producida por la caída hace mover el rodezno, de tal manera que con poca cantidad de agua es suficiente para mover los mecanismos.
En el plano de  Bogotá del ingeniero español Domingo Esquiaqui, fechado en 1791 , completado posteriormente en 1816,  refleja la llamada acequia de los molinos que era una desviación del cauce del río Vicachá – San Francisco, realizada por detrás de la actual Quinta Portocarrero, hoy de Bolívar, donde se aprecian como mínimo cuatro molinos.
Corte del plano de Domingo Esquiaqui . 1816. Se aprecian los 4 molinos sobre la acequia del mismo nombre
 
Esta importante actividad molinera dentro de la ciudad, nos deja ver la importancia que tuvo el cultivo del trigo en la sabana bogotana y fuera de  la misma.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
 
 

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