lunes, 15 de septiembre de 2014

VISITA A LA MINA DE SAL DE NEMOCÓN

Antes de la llegada de los españoles a estas latitudes, la sal fue un producto comercial entre las poblaciones indígenas del país, sobre todo las que se encontraban ubicadas en la costa Caribe y las del interior. Se creó una red de caminos y lugares de encuentro entre mercados indígenas donde la sal se intercambiaba por otros productos tales como algodón, maíz, coca, conchas, oro y cerámicas. También se intercambiaba la sal marina por la terrestre, pues mientras la primera es rica en yodo,  la segunda no lo dispone.
El cronista fray Pedro Simón en las Noticias historiales de las conquistas de tierra firme en las Indias Occidentales contó en detalle como realizaban los muiscas la preparación de los panes de sal: “La sal que hacen del agua (…) la cual cuecen en vasos de barro aposta tienen hechos para esto, que llaman ellos gachas, y no sirve más de una sola vez, porque se quedan pegadas a la sal que no puede despegarse sin quebrarla”.
Al margen de las salinas marinas situadas sobre la costa Caribe, las minas de interior se situaban y siguen estando en el  departamento de Cundinamarca, entre ellas las de Nemocón. Actualmente esta mina compagina la explotación de la salmuera, con la visita a la misma como un recurso turístico de gran importancia.
Vestíbulo de la mina. A la derecha los antiguos pozos de decantación de la sal
 
Hace tres semanas la visitamos, junto a un simpático museo de la sal, ubicado en la llamada casa del comendador, en la plaza principal del pueblo.     
El procedimiento antiguo – prehispánico y colonial - consistía en disolver la roca salina en agua; la salmuera resultante pasarla a las mollas o gachas de barro, que puestas sobre los hornos, producía la evaporación del agua y la formación de los cristales de sal, proceso que duraba unos 18 días. Una vez formado el pan de sal se procedía a romper la molla, para liberar el pan. Este pesaba unos 25 kilogramos.
 
Esquema del proceso de obtención de la sal. Imagen de la Maloka Moderna
 
Mientras que los hornos  indígenas servían para calentar  una gacha, los españoles mejoran la tecnología y construyen hornos donde se pueden obtener hasta seis panes a la vez. A partir de principios del siglo XIX es cuando se inicia la explotación mediante la construcción de galerías subterráneas.
 
Maqueta representando un horno para la explotación de la sal, de la época prehispánica
 
Maqueta de un horno de la época colonial
 
En la visita nos llevamos una sorpresa como es que en esta mina se ha rodado la película The 33, basada en la historia real de los 33 mineros chilenos que quedaron atrapados durante dos meses, a 700 metros de profundidad, tras el derrumbe de la mina San José, en la región del Atacama,  el 5 de agosto del 2010.
 
Las imágenes del exitoso rescate y del campamento La Esperanza del exterior, dieron la vuelta al mundo y el propio rescate y la evolución posterior de los mineros  que han recorrido números países contando la historia, ha dado lugar a numerosas publicaciones. 
 
La película ha estado dirigida por la mexicana afincada en EE.UU, Patricia Riggen y entre el reparto de la misma aparecen los actores españoles Mario Casas, Antonio Resines y sobre todo Antonio Banderas que hace el papel del líder minero que favorece el buen término el rescate.

Montaje de una claqueta de la película The 33


Para el rodaje se ha construido una reproducción de la  cápsula Fenix, que tanto éxito tuvo en la evacuación de los mineros. Estas capsulas tienen un diámetro de 54 cm y 8 pequeñas ruedas en las partes superior e inferior para facilitar el rodaje de la misma sobre el tubo de salida y con un sistema para permitir movilidad dentro del ducto. Además poseen un arnés para un ocupante, suministro de oxigeno y un micrófono con altavoces para su conexión con el exterior


Al fondo, vista de la cápsula Fénix, utilizada en el rodaje
La reproducción se encuentra instalada dentro de la propia mina de Nemocón.  
 
 
 
 

 
 

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