sábado, 27 de septiembre de 2014

LA TOMA Y RETOMA DEL PALACIO DE JUSTICIA II

En aquél entonces el gobierno del presidente Betancur era acusado por algunos sectores de la opinión pública y sobre todo del ejército, de haber sido blando con la guerrilla y de prácticamente haberles entregado el país. Según algunos analistas el país estaba sumido en un ambiente de desestabilización institucional con una percepción de vacío de autoridad. En estas circunstancias el Gobierno decidió no negociar.
 
Con estos antecedentes el sector más guerrista del ejercito decidió entrar a sangre y fuego para recomponer el orden constitucional, costase lo que costase. De ahí la enorme fuerza presente -  1000 militares frente a 44 guerrilleros – que en el fuego cruzado dejaron víctimas por doquier. 
 
 
Restero perteneciente a uno de los dos comandantes que dirigió la toma del Palacio(1)

Se conoce que en algún momento del conflicto el Presidente de la Junta Suprema de Justicia, Alfonso Reyes Echandía logró ponerse en contacto con miembros del gobierno y con el Director General de la Policía Nacional, solicitando cesase el fuego puesto que iban a morir todos y  no fue considerada la petición. Tampoco dejaron mediar al personal de la Cruz Roja internacional, que teniendo el visto bueno del Gobierno, el ejército de facto impidió esa mediación.
 

Al ejército le cabe la responsabilidad de provocar el incendio del edificio que causó múltiples muertos. Del análisis de las  comunicaciones entre los miembros del ejército, no hay lugar a dudas que el objetivo fundamental era desalojar cuanto antes el edificio, sin reparar en vidas. Fue una especie de golpe de estado, donde el ejército colombiano asumió la responsabilidad  de la situación, dejando al margen al Gobierno.
 

Enfrente estado del Palacio de Justicia totalmente quemado. A la derecha la catedral, a la izquierda la Alcaldía Mayor. Debajo edificio del Capitolio. Plaza Bolívar
 
La recogida de los cadáveres y la limpieza del edificio la realizó rápidamente el ejército al margen de los organismos responsables de estas tareas  y también al margen de los protocolos establecidos para el levantamiento de cadáveres. Pareciera que estaba claro  que se quería ocultar las causas de la muerte de cada uno de los cadáveres.
 
La Comisión de la Verdad dejó claro  que la acción del Ejército fue desproporcionada y no buscó salvaguardar la vida de los rehenes.
 
 
Placa recordatoria de los 11 miembros de Junta Suprema de Justicia asesinados. Palacio de Justicia
 
Finalmente se sabe que 11 de los liberados, casi todos empleados de la cafetería y un magistrado auxiliar, fueron torturados y ejecutados sumarísimamente  por el ejército y hechos desaparecer. Hace pocos días por investigaciones de la Fiscalía General de la Nación, se han encontrado los restos de dos de ellos, en una fosa común del cementerio sur de Bogotá. En el 2010 fue condenado en sentencia firme el coronel que dirigió la operación de la retoma a treinta años de prisión por el delito de desaparición forzada.  
 
Actualmente sigue existiendo mucha incertidumbre sobre lo que ocurrió durante la retoma y los desaparecidos. Con el paso de los años, el Estado Colombiano está teniendo  que hacer frente a las numerosas  demandas de los familiares de los desaparecidos ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Precisamente el pasado año ante esta misma corte ubicada en Brasilia, el Gobierno colombiano se vio obligado a  pedir perdón a las víctimas del Palacio de  Justicia. Algo es algo, aunque sea tarde.
 
La sociedad colombiana está iniciando  una especie de catarsis al calor de los acuerdos de paz que se negocian en la Habana entre el gobierno y el grupo guerrillero de las Farc, que ha posibilitado encuentros entre víctimas y victimarios. Aunque hay sectores que se oponen a estas negociaciones, existe un clima mayoritario de, por fin, poder dejar atrás la violencia de 60 años, que ha producido más de 6,5 millones de víctimas, incluidos los desplazados por la violencia.
 
Este proceso que será lento y doloroso tiene que pasar por esclarecer la verdad de lo ocurrido entre los actores de la violencia que son muchos;  paramilitares, guerrilleros, organizaciones criminales ligadas al narcotráfico, el Estado….etc. En Colombia hay decenas de miles de desaparecidos y miles de casos impunes.
 
Afortunadamente existe multitud de organizaciones civiles de victimas  de diferentes victimarios,  que están exigiendo ese proceso catártico del que hablamos. Sin verdad no puede haber justicia, ni reparación.
 
 
(1) La legislación colombiana dictamina que a los cinco años del entierro de un cadáver en un nicho, deben retirarse los restos y depositarlos en otro más pequeño, llamado restero.


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