Una
pimpina es un recipiente de plástico para el trasiego ilegal de combustible
venezolano hacia Colombia, donde su venta deja ganancias que
quintuplican la inversión. Pimpinero se llama al vendedor de gasolina de contrabando,
en el lado colombiano.
Así
es como Cúcuta, ciudad fronteriza de unos 600.000 habitantes, dispone de cientos de estaciones
de servicio improvisadas que normalmente se levantan en un pedazo de
tierra, con cuatro palos y un techo vegetal, en las avenidas y calles de la ciudad.
Pimpineros esperando clientes |
Según
un estudio realizado por el Ministerio de Energía y Petróleo de Venezuela, para
el período 2006-2007, concluyó que al menos 30 mil barriles de gasolina salen
por día de contrabando hacia Colombia por la frontera terrestre. Las pérdidas
para el gobierno venezolano por concepto de contrabando de combustible, de
acuerdo con el análisis, fueron de 1.5 millones de dólares diarios. Estos 30
mil barriles que ingresan de forma ilegal a Colombia, por día, equivalen al 20
por ciento del total del mercado interno, según la Asociación Colombiana del
Petróleo. Este rentable negocio tiene diversas formas de operar, con una
multiplicidad de complicidades que incluyen a los guardias de Venezuela y a la policía colombiana.
Para las
autoridades y los ciudadanos cucuteños es algo con lo que conviven día a
día y les parece muy normal. Estas proveedoras de combustibles no tienen medida
de seguridad alguna: los pimpineros fuman alrededor de las pimpinas, hablan con
sus móviles y beben cerveza mientras esperan a los clientes.
He visto repostar en estos chamizos a autobuses, coches y motos. Todo un
autentico escándalo a ojos de un foráneo.
Taxi repostando en un pimpinero |
En Cúcuta,
precisamente por ser ciudad fronteriza, la gasolina legal está un 52% más baja
que en el resto del país. Actualmente un galón – 3,75 litros- cuesta 5.400
pesos- unos 1,70 €, mientras que en Bogotá el mismo galón cuesta 8.200 pesos,
unos 2,56€. El precio del pimpinero lo desconozco, porque jamás se me ocurriría repostar en semejantes chamizos.
Se supone que estará más baja que la oficial ya reducida.
Repostando en pimpinero |
Una de las
formas de ingresar la gasolina es transportando las pimpinas, cruzando el río
Táchira, en el caso de los pasos fronterizos de San Antonio y Ureña. La otra
modalidad es utilizar motocicletas y vehículos de todas las marcas con placas
venezolanas, cuyos conductores pueden llenar sus tanques a precio venezolano, vaciarlos
en Colombia y regresar a por más, todas las veces que sea posible en el día. Cuando
más capacidad tenga el tanque más volumen de negocio se creará.
Contrabandistas cruzando río Tachira con gasolina. Según mis cálculos, el primero con 10 pimpinas traslada 200 litros |
Para
garantizar que el combustible cruce tranquilamente la frontera hay complicidad
con los expendedores de las gasolineras, quienes despachan el combustible en
las estaciones de servicio y con la Guardia Nacional de Venezuela. Ambos reciben
mordidas de los transportadores pimpineros.
Aunque conozco
que hay miles de personas viviendo de este negocio- transportistas, trasvasadores,
vendedores…-suelo discutir con los cucuteños la imagen deplorable de una ciudad
donde sus calles y avenidas están llenas de recipientes
plásticos, vendiendo gasolina ilegal y sin seguridad alguna. Ellos están tan
acostumbrados que no lo ven así. De cualquier manera Cúcuta no será una ciudad normal
hasta que no erradique estas prácticas criminales, mafiosas e ilegales.
Para otra
entrada dejaré el ambiente y las practicas de estos pasos fronterizos, que son
un autentico caos.
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