El 20
de julio es una de las fechas importantes en la historia de Colombia y el día
de la fiesta nacional por excelencia, celebrándose el día de la Independencia. Este
día festeja los acontecimientos ocurridos el 20 de julio del 1810.
Ese
día se celebraba el mercado semanal en la plaza la Plaza Mayor, hoy conocida
como Plaza Bolívar, en donde los campesinos de las comarcas vecinas se
acercaban a la capital para comercializar las frutas, las verduras y las carnes.
Próxima
a la plaza se encontraba el Observatorio Astronómico promovido por Celestino
Mutis y diseñado por el arquitecto capuchino español Domingo Petrel. Inició sus
trabajos científicos en 1805 siendo su primer director el criollo Francisco
José de Caldas, hijo de un gallego de Caldas de Reis. Algunos ilustres criollos- hijos de español y nativa- venían
conspirando desde hacía tiempo en contra de la presencia española en la Nueva
Granada.
A la
vez, en la esquina izquierda de la calle real-actual carrera 7ª- que
desembocaba en la plaza, había un comercio muy solvente regentado por un
gaditano de nombre José González Llorente. Aunque la historia local ha presentado
a este ciudadano como un hombre repulsivo y detestable, la verdad es que José
González era un comerciante acaudalado, con el mejor comercio de la capital,
servicial y humanitario, siendo generoso en las donaciones que realizaba a
diferentes instituciones sociales de la
época. Estaba muy relacionado con las autoridades virreinales y su comercio
vendía quina, lozas, telas libros y
periódicos. Su actividad comercial la había iniciado en Cartagena de Indias.
La provocación se preparó la noche anterior en una reunión clandestina efectuada en el Observatorio Astronómico, donde los criollos planificaron un encuentro con el comerciante para solicitarle un florero, con el fin de usarlo en la cena de la visita del comisario real Antonio de Villavicencio, nacido en Quito. De antemano sabían que Llorente no dejaría el florero a un criollo.
Vista de la casa de Llorente, actual museo de la independencia |
La provocación se preparó la noche anterior en una reunión clandestina efectuada en el Observatorio Astronómico, donde los criollos planificaron un encuentro con el comerciante para solicitarle un florero, con el fin de usarlo en la cena de la visita del comisario real Antonio de Villavicencio, nacido en Quito. De antemano sabían que Llorente no dejaría el florero a un criollo.
Una
vez que se dio la negativa del préstamo, los criollos, tal como lo tenían planificado,
utilizaron la ocasión para caldear los ánimos del pueblo en contra de los
españoles, de esta manera el florero fue la excusa para generar la
revuelta. Hay que tener en cuenta la proximidad del mercado, al comercio de Llorente.
La
negativa fue acompañada de algunos improperios de Llorente al comisario real y
en general a los americanos, lo que aprovecharon los hermanos Morales para increpar
a Llorente provocando una respuesta turbulenta del pueblo, que es lo que querían. El alcalde de Bogotá, intentó calmar al pueblo sacando a
Llorente, mientras que otro criollo José
María Carbonell alentaba a los habitantes para que se unieran a la protesta.
Pintura alusiva al incidente del 20 de julio de 1810 |
Al final de la tarde las cosas se tranquilizaron, y se procedió a designar a los miembros de la Junta de Gobierno, que era el objetivo de los criollos. Estaba presidida por el virrey, lo que provocaba la animadversión del pueblo.
En días posteriores se realizó la convocatoria de un cabildo abierto, para luego arrestar a los oidores y al virrey, que se haría efectiva el día 21 y para el día 26 de julio se procedió a declarar extinguida la Junta del Consejo de Regencia.
Juan González Llorente fue el tonto útil de la revolución. Su exacerbado españolismo y su incontinencia verbal, que bien conocían los conspiradores, arrojó los resultados previstos. Llorente estuvo preso cinco meses, quedándose en la ruina. Posteriormente viajó a Cuba, muriendo en Camaguey.
Todavía existe la casa de Llorente, denominada la Casa del Florero y la misma alberga el Museo de la Independencia. Estas cosas se explican en la visita a la misma.
Esta casa también alberga un trozo de la historia colombiana repudiable. La misma se utilizó durante la retoma del Palacio de Justicia, donde los militares conducían a los liberados a efectos de identificación y primeros auxilios. El Ejército colombiano hizo desaparecer a 12 de los liberados, por los cuales algunos militares cumplen penas en firme. Esto también se explica en la visita.
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