Esta entrada se la dedico a mis buenos amigos Manel e Isabel,
pontevedreses
ilustres, residentes en Moaña.
Francisco
José de Caldas, apodado el sabio, fue
un científico, botánico, geógrafo,
astrónomo y militar, nacido en 1768 en Popayán, hijo de José de Caldas, un
pontevedrés de Caldas de Reis y de la colombiana, Vicenta Tenorio. Era lo que se denominaba un criollo- hijo de español y nativa- que
no ocultaba sus orígenes gallegos, por el apellido que definía su procedencia
paterna.
Estudió
entre Popayán y Bogotá licenciándose prontamente en Derecho, carrera que no le
gustaba mucho, ya que su pasión desde joven eran las observaciones
astronómicas. Se dedica como aficionado a medir por primera vez las alturas de
algunas montañas, como la del Cerro de Guadalupe en Bogotá. Más tarde apoyándose en la obra Las Observaciones Astronómicas del
célebre marino español Jorge Juan,
inicia la fabricación casera de equipos de medida y de comprobación, que le
permitieron realizar los primeros trabajos científicos.
Imagen de Francisco J. de Caldas |
Hacer
investigaciones en esa época en el
Virreinato de Nueva Granada no era fácil. Predominaba el oscurantismo,
en una sociedad tan religiosa y
tradicional donde apenas había bibliografía de los adelantos científicos
que se realizaban en Europa. La Ilustración todavía no había llegado a Colombia.
La
proximidad de Popayán con Quito le permitió hacer varios viajes, entre ellos el
realizado en 1801, en la que fruto de sus investigaciones escribe Memoria
sobre la Nivelación de las Plantas que se cultivan en la vecindad de Ecuador,
que recoge la teoría de los pisos térmicos, es decir, como las variaciones climáticas
de cada piso determina los cultivos que se presentan en cada uno. Ver entrada: http://andandoporbogota.blogspot.com/2015/02/los-pisos-termicos-en-colombia.html
Perfil de los Andes ecuatorianos dotados de líneas isotérmicas,para identificar a qué altura se encuentran las plantas útiles |
Este
trabajo se lo remitió a Celestino Mutis, el célebre botánico español, asentado
en Bogotá que dirigía por aquel entonces los trabajos de la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de
Granada, autorizada por Carlo III,
que sirvió para la creación de un selecto grupo de científicos y artistas y dio
fundamentos para la concientización de las riquezas naturales del Nuevo Mundo. Se
puede decir que la ilustración llega a Colombia de la mano de Mutis.
Posteriormente
completa el trabajo inicial con el titulado
Geografía de las Plantas del
Virreinato de Santa Fe y su Carta
Botánica, en la que da a conocer en qué altura vegeta cada planta, el clima
que necesita para vivir y el que mejor se adapta a su desarrollo.
Vista del perfil de los Andes ecuatorianos con sus poblaciones |
Mutis
le agrega a la Expedición Botánica en
1802 y le encarga variedades de trabajos tanto de índole botánica como astronómicos en el Ecuador, para hacerlo regresar a Bogotá en 1805 y
nombrarle primer director del
Observatorio Astronómico, uno de los primeros construidos en ese continente, a instancias de la Real
Expedición. De entre ellos el estudio de la quina- Cinchona officialis – el mejor
recurso existente en la época para combatir las fiebres intermitentes
expandidas por todo el mundo. Ver entrada: http://andandoporbogota.blogspot.com/2014/03/las-fiebres-intermitentes-y-la-quina.html
También
en 1802 le encarga recibir a Alexander von Humboldt en Ecuador y decide acompañarlo
en sus recorridos por el país. Humboldt valora muy positivamente las investigaciones del joven Caldas, pero le
deja frustrado ya que queriendo
acompañarle en la continuidad del viaje por Perú y México, aquél elige a otro
criollo ilustre pero sin conocimientos científicos alguno. El elegido era Carlos de Montufar,
hijo del Marqués de Selva Alegre, que le facilitó acompañar al alemán en su gira por
la América española, pagando una fuerte suma de dinero que incluía su
manutención.
En
1808 funda el Semanario del Nuevo Reino
de Granada en la que colaboran un grupo de ilustrados, que competía con el periódico
oficial el Redactor Americano. Mientras
aquél, se dedicaba al fomento de los intereses del país y a la difusión de
los avances científicos, el segundo era un periódico de noticias, al servicio
de la autoridad colonial.
La insurrección
popular del 20 de julio de 1810 en Bogotá, precedida de las habidas en
Cartagena de Indias y El Socorro, abrió al país a una nueva era, arrancando el
poder de las manos españolas, que cambió
dramáticamente la vida de nuestro hombre.
CONTINUARÁ
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