Esta
entrada se la dedico a mis buenos amigos Manel
e Isabel
,pontevedreses
ilustres, residentes en Moaña.
Francisco
José de Caldas participó en la preparación de los actos insurreccionales del 20
de julio de 1810, que propiciaron la expulsión y salida de los españoles. En
efecto nuestro hombre que vivía en el Observatorio
Astronómico, facilitaba sus instalaciones para conspirar contra el gobierno
colonial. En ellas se reunieron destacados criollos partidarios de la
independencia, que quería acabar con los abusos y la represión que ejercía el
gobierno.
Portada del atlas de la américa meridional de Francisco J. de Caldas |
A
partir de aquí su vida sufre un gran cambio. Su sabiduría y sus investigaciones
tiene que ponerlas al servicio de las fuerzas patriotas y deberá trabajar como ingeniero en el campo militar. Inicialmente
apoya a Antonio Nariño erigido
Presidente del Estado de Cundinamarca, para posteriormente hacerse federalista en contraposición de los centralistas, apoyando las Provincias Unidas de Nueva Granada, creadas
en 1811. Inicialmente formada por 8 provincias, entre 1813 y 1814 se añaden cuatro provincias más. En 1813
había finalizado la guerra entre centralistas y federalistas, a favor de estos
últimos.
A Caldas en 1813 se le encargan la construcción de las
fortificaciones de Bufú, Arquía y Caná,
sobre el río Cauca. En 1814 se le encarga que funde la Academia de Ingenieros
Militares, de la cual será su primer director. Por último se instala en Ríonegro,
en Antioquía, donde dirigirá los trabajos de la fabricación de cañones, armas,
municiones y pólvora, en la Maestranza allí creada.
Croquis de una parte del Fuerte de Bufú |
Mientras
tanto, Fernando VII restituido en el poder en 1813, va a decidir la suerte del
proceso de Independencia de cualquier iniciativa de conciliación y decide
someter a sangre y fuego a los rebeldes. Ordena
la reconquista de Nueva Granada y de Venezuela, acción que encarga a Pablo
Morillo, a Pascal Enrile y a Juan de Sámano. Este ultimo para el
restablecimiento del virreinato.
Morillo
retoma Cartagena de Indias, a finales de 1815,
después de haberla tenido sitiada durante cuatro meses, y lo hace lo
propio en Santa Fe, en mayo de 1816. Por el Sur y con la ayuda de las fuerzas
realista quiteñas, Popayán había sido retomada por las fuerzas de Juan de Sámano.
En estos enfrentamientos cae preso Antonio Nariño, que es enviado a Cádiz.
Reconquistada Nueva Granada por las fuerzas españolas, Pablo
Morillo, establece tres tribunales militares:
El Consejo de Purificación, ante el cual
debían presentarse los que estaban comprometidos en la revolución pero no
habían cometido delitos de sangre. A estos se les aplicaban medidas más
benignas, aunque podían incluir el destierro o el servicio en las tropas del
rey.
La Junta de Secuestros, encargada de reunir
bienes para el mantenimiento del ejército, a través de contribuciones o
sentenciados.
El Consejo de Guerra permanente que tenía
por objeto juzgar a los patriotas que hayan cometido delitos de sangre.
Francisco
José de Caldas se refugia en la hacienda familiar, cerca de Popayán, llamada Paispamba, donde es capturado. En torno a Caldas temiéndose lo
peor, se inicia una campaña de solicitud
clemencia, para salvar su vida, ya que no tenía sobre sus espaldas delitos de
sangre.
El
mismo, escribe a Toribio Montes ,
Presidente de la Real Audiencia de Quito, militar purriego, nacido en San Mamés
de Polaciones, en el alto Nansa, valle donde resido en Cantabria, solicitándole
lo enjuicien en Quito, porque intuía que
si lo hacían en Santa Fe, su causa estaría perdida. Este periodo de ajuste de
cuentas se conocía como el régimen del
terror. Por su interés, reproducimos la carta de Caldas solicitando
clemencia:
A Toribio Montes
Excelentísimo señor:
Mi reconocimiento para con Vuestra Excelencia no tiene límites, y siempre
tendré presente la clemencia paternal con que Vuestra Excelencia ha querido
salvarme de esta terrible borrasca. Es cierto que me llevan a Santafé, y que no
puedo tener el dulce placer de besar la mano bienhechora de Vuestra Excelencia,
y el consuelo de ser juzgado por el más benigno de nuestros Jefes; pero, señor,
que el influjo de sus bondades se extienda hasta la capital a donde voy a ser
conducido dentro de pocos días. Señor, yo ruego a Vuestra Excelencia que
interponga sus poderosos respetos para con el Excelentísimo señor General
Morillo, y para con el Brigadier Sámano a fin de que se me juzgue con
misericordia, y salvada mi vida se remita a ésa en donde quiero consagrarse al
servicio de Vuestra Excelencia y contribuir a sus glorias. Compadezca Vuestra
Excelencia la suerte desgraciada de un Astrónomo y de un Geógrafo, que puede
ser útil a la Nación, al Rey, y contribuir con mis trabajos científicos a hacer
más glorioso el nombre ya tan amado de Vuestra Excelencia. Tenga Vuestra
Excelencia piedad de este literato, que solo desea la vida para corregir sus
errores pasados, y satisfacer a los que ofendí en los delirios de esta
detestable revolución. Yo imploro la clemencia de Vuestra Excelencia y su
poderosa mediación. Señor, mis culpas se reducen a cuatro papeles exaltados: yo
no he tomado las armas jamás, yo no he perseguido a ningún español, yo no he
incendiado, ni robado. Hablo a Vuestra Excelencia en la sinceridad de mi
corazón, y concluyo elevando mi voz e implorando la misericordia de la bondad
del corazón de Vuestra Excelencia.
Dios Nuestro Señor guarde a Vuestra Excelencia muchos años.
Popayán y septiembre 6 de 1816.
Excelentísimo Señor.
FRANCISCO JOSEPH DE CALDAS
Excelentísimo señor don Toribio Montes, Teniente General de los Reales
Ejércitos y Presidente de la Provincia de Quito.
(Tomado de: Cartas de
Caldas. Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Física y Naturales. Bogotá:
Imprenta Nacional, 1978, p. 354.
Trasladado
a Bogotá, Caldas fue ejecutado por la espalda – así se hacía a los considerados
traidores a la patria- en la Plaza de San Francisco, actual Parque Santander, el 29 de agosto de 1816. Tenía 48
años.
Este
régimen del terror ajustició a las figuras más destacadas del movimiento
independentista: políticos, militares, intelectuales y funcionarios del gobierno
republicano que se había establecido en 1810. Siguió luego con los ciudadanos catalogados como informantes o colaboradores,
entre los cuales estaban varias mujeres, como la famosa Policarpa Salavarrieta y entre los desterrados figuraron más de 90
sacerdotes.
Se
puede decir que si el español Celestino Mutis impulso el periodo de la Ilustración en
Colombia, los también españoles Pablo Morillo, Juan de Sámano y Pascual Enrile, la cercenaron por más
de una generación.
Francisco
José de Caldas, aparte de ser un prócer de la patria, es altamente considerado.
Numerosos colegios, institutos, estatuas y hasta universidades llevan su nombre.
También dispone de un bonito museo, al lado de la Casa de Nariño – La sede de la Presidencia
del Gobierno- y también al lado del Claustro de San Agustín. El museo recoge
parte de sus trabajos científicos; maquetas de las fortificaciones, de las maquinas
para fabricar polvera, laminas botánicas pintadas por él mismo, observaciones astronómicas
y un resumen de su vida, de forma muy didáctica.
Portada del Museo de Caldas |
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