martes, 3 de marzo de 2015

FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS II


                                                        Esta entrada se la dedico a mis buenos amigos Manel e Isabel
                                                               ,pontevedreses ilustres, residentes en Moaña.

 
Francisco José de Caldas participó en la preparación de los actos insurreccionales del 20 de julio de 1810, que propiciaron la expulsión y salida de los españoles. En efecto nuestro hombre que vivía en el Observatorio Astronómico, facilitaba sus instalaciones para conspirar contra el gobierno colonial. En ellas se reunieron destacados criollos partidarios de la independencia, que quería acabar con los abusos y la represión que ejercía el gobierno.
Portada del atlas de la américa meridional de Francisco J. de Caldas
A partir de aquí su vida sufre un gran cambio. Su sabiduría y sus investigaciones tiene que ponerlas al servicio de las fuerzas patriotas y  deberá trabajar como  ingeniero en el campo militar. Inicialmente apoya a Antonio Nariño erigido Presidente del Estado de Cundinamarca, para posteriormente hacerse federalista en contraposición de los centralistas, apoyando las Provincias Unidas de Nueva Granada, creadas en 1811. Inicialmente formada por 8 provincias, entre 1813 y  1814 se añaden cuatro provincias más. En 1813 había finalizado la guerra entre centralistas y federalistas, a favor de estos últimos.
 
A Caldas  en 1813 se le encargan la construcción de las fortificaciones de Bufú, Arquía y  Caná, sobre el río Cauca. En 1814 se le encarga que funde la Academia de Ingenieros Militares, de la cual será su primer director. Por último se instala en Ríonegro, en Antioquía, donde dirigirá los trabajos de la fabricación de cañones, armas, municiones y pólvora, en la Maestranza allí creada.
 
Croquis de una parte del Fuerte de Bufú
Mientras tanto, Fernando VII restituido en el poder en 1813, va a decidir la suerte del proceso de Independencia de cualquier iniciativa de conciliación y decide someter a sangre y fuego a los rebeldes. Ordena  la reconquista de Nueva Granada y de Venezuela, acción que encarga a Pablo Morillo,  a Pascal Enrile   y a Juan de Sámano. Este ultimo para  el restablecimiento del virreinato. 
 
Morillo retoma Cartagena de Indias, a finales de 1815,  después de haberla tenido sitiada durante cuatro meses, y lo hace lo propio en Santa Fe, en mayo de 1816. Por el Sur y con la ayuda de las fuerzas realista quiteñas, Popayán había sido retomada por las fuerzas de Juan de Sámano. En estos enfrentamientos cae preso Antonio Nariño, que es enviado a Cádiz.
 
Reconquistada  Nueva Granada por las fuerzas españolas, Pablo Morillo,  establece tres tribunales militares:
  
El Consejo de Purificación, ante el cual debían presentarse los que estaban comprometidos en la revolución pero no habían cometido delitos de sangre. A estos se les aplicaban medidas más benignas, aunque podían incluir el destierro o el servicio en las tropas del rey. 
 
La Junta de Secuestros, encargada de reunir bienes para el mantenimiento del ejército, a través de contribuciones o sentenciados. 
 
El Consejo de Guerra permanente que tenía por objeto juzgar a los patriotas que hayan cometido delitos de sangre.
 
Francisco José de Caldas se refugia en la hacienda familiar, cerca de  Popayán, llamada Paispamba, donde es capturado. En torno a Caldas temiéndose lo peor,  se inicia una campaña de solicitud clemencia, para salvar su vida, ya que no tenía sobre sus espaldas delitos de sangre.
 
El mismo, escribe a Toribio Montes , Presidente de la Real Audiencia de Quito, militar purriego, nacido en San Mamés de Polaciones, en el alto Nansa, valle donde resido en Cantabria, solicitándole lo enjuicien en  Quito, porque intuía que si lo hacían en Santa Fe, su causa estaría perdida. Este periodo de ajuste de cuentas se conocía como el régimen del terror. Por su interés, reproducimos la carta de Caldas solicitando clemencia:


 A Toribio Montes
Excelentísimo señor:
Mi reconocimiento para con Vuestra Excelencia no tiene límites, y siempre tendré presente la clemencia paternal con que Vuestra Excelencia ha querido salvarme de esta terrible borrasca. Es cierto que me llevan a Santafé, y que no puedo tener el dulce placer de besar la mano bienhechora de Vuestra Excelencia, y el consuelo de ser juzgado por el más benigno de nuestros Jefes; pero, señor, que el influjo de sus bondades se extienda hasta la capital a donde voy a ser conducido dentro de pocos días. Señor, yo ruego a Vuestra Excelencia que interponga sus poderosos respetos para con el Excelentísimo señor General Morillo, y para con el Brigadier Sámano a fin de que se me juzgue con misericordia, y salvada mi vida se remita a ésa en donde quiero consagrarse al servicio de Vuestra Excelencia y contribuir a sus glorias. Compadezca Vuestra Excelencia la suerte desgraciada de un Astrónomo y de un Geógrafo, que puede ser útil a la Nación, al Rey, y contribuir con mis trabajos científicos a hacer más glorioso el nombre ya tan amado de Vuestra Excelencia. Tenga Vuestra Excelencia piedad de este literato, que solo desea la vida para corregir sus errores pasados, y satisfacer a los que ofendí en los delirios de esta detestable revolución. Yo imploro la clemencia de Vuestra Excelencia y su poderosa mediación. Señor, mis culpas se reducen a cuatro papeles exaltados: yo no he tomado las armas jamás, yo no he perseguido a ningún español, yo no he incendiado, ni robado. Hablo a Vuestra Excelencia en la sinceridad de mi corazón, y concluyo elevando mi voz e implorando la misericordia de la bondad del corazón de Vuestra Excelencia.
 
Dios Nuestro Señor guarde a Vuestra Excelencia muchos años.
Popayán y septiembre 6 de 1816.
Excelentísimo Señor.
FRANCISCO JOSEPH DE CALDAS
Excelentísimo señor don Toribio Montes, Teniente General de los Reales Ejércitos y Presidente de la Provincia de Quito.
(Tomado de: Cartas de Caldas. Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Física y Naturales. Bogotá: Imprenta Nacional, 1978, p. 354.
 
 
Plano militar de fronteras de Francisco J.  de Caldas
Trasladado a Bogotá, Caldas fue ejecutado por la espalda – así se hacía a los considerados traidores a la patria- en la Plaza de San Francisco, actual Parque  Santander, el 29 de agosto de 1816. Tenía 48 años. 
 
Este régimen del terror ajustició a las figuras más destacadas del movimiento independentista: políticos, militares, intelectuales y funcionarios del gobierno republicano que se había establecido en 1810.  Siguió luego con los ciudadanos  catalogados como informantes o colaboradores, entre los cuales estaban varias mujeres, como la famosa Policarpa Salavarrieta y entre los desterrados figuraron más de 90 sacerdotes.
 
Se puede decir que si el español  Celestino Mutis impulso el periodo de la Ilustración en Colombia, los también españoles Pablo Morillo, Juan de Sámano y Pascual Enrile, la cercenaron por más de una generación.
 
Francisco José de Caldas, aparte de ser un prócer de la patria, es altamente considerado. Numerosos colegios, institutos, estatuas y hasta universidades llevan su nombre. También dispone de un bonito museo, al lado de la Casa de Nariño – La sede de la Presidencia del Gobierno- y también al lado del Claustro de San Agustín. El museo recoge parte de sus trabajos científicos; maquetas de las fortificaciones, de las maquinas para fabricar polvera, laminas botánicas pintadas por él mismo, observaciones astronómicas y un resumen de su vida, de forma muy didáctica.
 
Portada del Museo de Caldas







 
 








 
 







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