domingo, 8 de marzo de 2015

SALTO DE TEQUENDAMA: ¿RECURSO PAISAJÍSTICO O CLOACA?

El salto de Tequendama es una cascada natural sobre el río Bogotá, ubicada en un bosque de niebla, en el municipio de Soacha, a unos 32 kilómetros de la capital de la nación.
 
La altura del salto es de 157 metros y por la proximidad a la capital era muy visitada por los viajeros ilustres que visitaban Nueva Granada, entre ellos Alexander Von Humboldt, que hizo mediciones sobre la misma. La cascada es muy bonita ya que tiene forma semicircular y la Comisión Corográfica la inmortalizó en una de sus acuarelas.
 
Lamina de la Comisión Corográfica sobre el salto de Tequendama

La cascada la visitamos en días pasados. Al lado de la cascada se encuentra un hermoso edificio, de arquitectura francesa,  en fase de rehabilitación que correspondía a un antiguo hotel, que actualmente administrado por la Universidad Nacional, alberga algunas exposiciones.
 
Nos atendió  una chica muy simpática y agradable. Una de las exposiciones consistía en explicar la situación actual del Río Bogotá, en lo que tiene que ver con su grado de contaminación. Resulta que la ciudad de Bogotá solo depura un 40 % aproximadamente de sus aguas fecales. Las aguas de la  zona centro  y sur de la ciudad – de unos 5 millones de habitantes- no se depuran y se vierten directamente sobre el río. Además, las curtidoras ubicadas en el sur de la ciudad, que tuve oportunidad de visitar, en otra ocasión, hacen lo propio con sus vertidos sobre el mismo río.
 

Vista del antiguo hotel, hoy en fase de  rehabilitación

Cuando visitamos la cascada desde el peaje del Charquito hasta el salto – unos 7 kilómetros de carretera – lo que veíamos a nuestra derecha era un rio sin apenas  agua, la que tenía estaba llena de espuma y despedía un olor fétido y nauseabundo, que los vecinos que residen alrededor de la carretera se tragan las 24 horas del día.
 
La guía además nos explicó que la escasez de agua en el río es porque 12 kilómetros aguas arriba se encuentra  el embalse de la Muña donde se retienen todas las aguas del Río Bogotá. Este embalse provee de agua a la Central Hidroeléctrica de Tequendama de 19,5 MW de potencia, propiedad de Endesa Chile y Enel.  Como se ve españoles e italianos no respetan el caudal ecológico como hacen en sus países.  La expresión caudal ecológico, referida a un río o a cualquier otro cauce de agua corriente, es la cantidad de agua necesaria para preservar los valores ecológicos en el mismo cauce.
 
 
Cascada en un día normal. Nótese la falta de agua en el curso del río.
 

El agua turbinada aguas abajo del embalse es bombeada de nuevo por la noche para por el día seguir produciendo nueva energía. Es la causa de que el río y por tanto el salto se quede sin apenas agua.
 


Esta situación de contaminación extrema se inició hace unos 40 años. Por falta de visitantes – nadie paga por oler mierda- se cerró el bonito hotel, que se distinguía por acoger en sus instalaciones gente distinguida de la sociedad bogotana, que quería dormir arrullado por el ruido de las aguas precipitándose  sobre el barranco.  
 
Actualmente existen proyectos de limpiar y  recuperar el río Bogotá. También existen proyectos de depurar las aguas residuales de la ciudad, proyectos que en el mejor de los casos, tardaran  décadas en ejecutarse.
   
Ya sabemos que la tributación fiscal colombiana es  baja y la informalidad económica elevada. Recuperar el río Bogotá costará mucho dinero. Hoy el salto de Tequendama lo que tiene es pasado. El presente es una cloaca.
 

 
 


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