Una pregunta
que me he hecho desde hace tiempo ha sido ¿Cómo es posible que en los últimos 60
años todos los países sudamericanos hayan tenido varios golpes de estado -algunos
de ellos por decenas –, mientras Colombia es una excepción? ¿Por tal motivo, Colombia es
una democracia consolidada en el continente americano?
Leyendo
el artículo de Alejandro Reyes Posada publicado en el libro Rompecabezas de la Memoria ¿Aportes a una
comisión de la verdad? , editado por el Centro de la Memoria Paz y Reconciliación,
titulado Pacificar la Paz: las lecciones
aprendidas, nos aporta luz a estas preguntas. Alejandro Reyes es una de las voces más respetadas en Colombia.
El texto
se centra en analizar el papel del Estado en el llamado: Holocausto del Palacio de Justicia , acaecido en 1985.Ver entradas
en: http://andandoporbogota.blogspot.com/2014/09/la-toma-y-retoma-del-palacio-de-justicia.html
y http://andandoporbogota.blogspot.com/2014/09/la-toma-y-retoma-del-palacio-de.html
,donde explica el contexto político que ha vivido Colombia en los 50 años de
guerra.
En síntesis
Alejandro nos aclara que la constitución del Frente Nacional en 1958, por lo cual los partidos tradicionales- conservadores
y liberales- se repartían los gobiernos y los puestos en los diferentes poderes
del Estado; ejecutivo, legislativo y judicial, se estableció la división de poderes entre las elites políticas
y las militares: los militares no darían
golpes de Estado y a cambio estos gozarían, en todas sus actividades de
controlar el orden público, de impunidad
absoluta.
Portada del libro de referencia |
Ese
arreglo de mutua conveniencia explica los 25 años de impunidad y de no querer
saber nada sobre lo que hicieron los militares en la retoma del Palacio de Justicia,
tanto dentro como fuera. Alejandro manifiesta que: lo que hicieron fuera los sabemos todos,
porque era lo que se venía haciendo habitualmente en el control de la subversión:
tortura, desaparición y asesinato de testigos. Eso era el pan de cada día,
licencia que el sistema político le había dado a los militares para que
realizaran tranquilamente su trabajo, sin ser cuestionados ni juzgados.
Al
respecto hay una frase reveladora del coronel Plazas Vega que dirigía la retoma
del Palacio. Al ser preguntado que estaban haciendo respondió “Aquí,
defendiendo la democracia, maestro”. Al respecto conviene recordar que la toma
y sobre todo la retoma costó la vida a 98 personas- murieron 12 de los 15 miembros
de la Corte Suprema de Justicia de Colombia- el edificio fue incendiado y destruido
totalmente y a 11 personas que salieron vivas, fueron asesinadas y desaparecidas. Este proceder del Ejercito Nacional sirvió a la Scotland Yard de Inglaterra,
para formar a sus agentes de ejemplo de lo que no tenían que hacer para recuperar
un edificio tomado por un grupo terrorista.
La
agencia explicaba a los agentes como no se podía arriesgar la vida de los
magistrados y empleados que trabajan en el Palacio e, igualmente, como no se
podía entrar a cañonazos a recuperar un edificio público sin destruirlo al
mismo tiempo.
Otros sucesos apuntan a esta teoría. El asesinato de cuatro candidatos presidenciales: Luis Carlos Galán y José Antequera en 1989 y de Bernardo Jaramillo y de Carlos Pizarro, un año después, que permanecen impunes intelectualmente hablando, no dice muy claramente que la agencia de inteligencia del estado, más conocida como el DAS –Departamento Administrativo de Seguridad, hoy extinto y dirigido por militares, ha sido una enorme cloaca donde todos esos asesinatos y algunos otros, como el genocidio de la Unión Patriótica. Ver: http://andandoporbogota.blogspot.com/2014/10/el-genocidio-de-la-union-patriotica.html - tomaban cuerpo.
En resumen, parece que en
Colombia no ha sido necesario dar golpes estado, bastaba con eliminar a los
adversarios. Para ello se gozaba de impunidad absoluta. En esto se diferenciaba
Colombia del resto de países del continente.
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