Aprovechando
el puente de todos los Santos, nos desplazamos a la Chamba, corregimiento del
municipio El Guamo, perteneciente al departamento del Tolima. Se ubica en el
margen izquierdo del río Magdalena y a unos 170 kilómetros de Bogotá. La Chamba
es uno de los tres centros cerámicos por
excelencia de Colombia, junto a Raquirá y el Carmen de Viboral, aunque éste
último es más un centro locero.
Este
año hemos decidido que los regalos locales de navidad -los que hagamos en
Colombia- deberían ser juegos cerámicos de esta zona, que es una cerámica negra
y roja muy utilitaria, de gran calidad y muy apreciada en el país. Ya
disponíamos en casa de alguna de estas piezas, una especie de cazuelas-cuenco,
que ajustados sobre cestas, sirven para degustar el famoso ajiaco santafereño.
En la Chamba habitan 330 familias y 1.800 vecinos, de las cuales 291
familias participan directamente en la actividad ceramista. La artesanía
cerámica de la Chamba es un oficio femenino. Los hombres únicamente se dedican
a la extracción del barro, la preparación del mismo y los procesos de ahumado. El
resto de hombres se dedican a las actividades agrícolas.
Trasladando piezas para su secado |
El
proceso cerámico de la Chamba tiene algunas originalidades. En principio,
utilizan tres tipos de barro: uno liso de color oscuro, el segundo arenoso de color gris y un tercero
de color rojo que únicamente sirve para dar tinte a las piezas que llevaran ese
color. Las dos primeras se mezclan en las proporciones convenientes para
preparar las masas y son sobre las que se elaboran las piezas.
Visitamos
el taller de Astrid Betancourt que puede ser el más grande y el de más producción
de la Chamba. Al estar en estado de avanzada gestación esperando una hija, nos
atendió estupendamente su padre. También visitamos un caserío a la orilla del
río Magdalena donde visitamos dos nuevos talleres, uno de ellos el de la hermana de
Eduardo Sandoval Valdés. Éste, que se dedica a fabricación de piezas artísticas,
las confecciona en Bogotá y las cuece en la Chamba. Su hermana las comercializa.
La
cerámica de la Chamba dispone de dos técnicas de elaboración. La primera es la
de modelado a mano, y la del moldeado. A su vez en la primera utilizan
las técnicas del rollo y del pellizco. La primera consiste en formar
cilindros de barro que puestos unos sobre otro ayudan a dar altura a la pieza.
Una vez conseguida esta se alisa, para
dar uniformidad a la pieza, con una tusa o garojo del maíz. La segunda consiste
en tomar una bola de barro y con ayuda de los dedos, se va acoplando a la pieza
hasta conseguir la altura deseada.
Con
respecto al moldeado, esta técnica consiste aplanar con las manos la masa disponible, hasta hacer una especie
de arepa del espesor deseado. Esta arepa se coloca sobre el molde y se trabaja
hasta darle el grosor deseado, valiéndose de algunas sencillas herramientas de
bambú y de totumo.
También
elaboran piezas moldeándolas sobre moldes de barro sobre todo para confeccionar
figuras animales, utilizándose a veces dos moldes para una única pieza.
Una
vez confeccionada la pieza se colorean con un barniz elaborado con el barro
rojo del que hablábamos al principio. Se extiende con brochas a lo largo de
toda la pieza adquiriendo ésta un color rojo intenso. Posteriormente son
llevadas a los patios para su secado. Por último antes de cocerlas en los
hornos son bruñidas con piedras semipreciosas-de ágata- para sacarlas el brillo y cerrar
los poros que pudieran tener.
Barnizado de las piezas de color rojo |
Los hornos caseros son de tipo cúpula de unos tres metros de diámetro por 2,5 metros de altura. Se construyen sobre una estructura de madera y guadua y se protege con un tejadillo para preservarle de las lluvias. Se alimentan con madera aunque algunos están adaptándoles al gas. A veces son hornos comunitarios donde varios vecinos utilizan el mismo proceso de cocción.
Tipo de hornos para la cocción . Los moyones rodean al horno |
Esta
cerámica presenta unas originalidades que la hacen muy singular. La no utilización del torno para la fabricación de las piezas, el barnizado de las piezas para obtener el
color rojo y el original posterior
ahumado para obtener el color negro, la hacen única y muy característica.
Como se observa el barro original no proporciona color alguno a las piezas.
Le felicito por su pàgina,me parece un trabajo precioso.
ResponderEliminar...Saludos desde Galicia.