La ciudad de Bogotá con casi nueve millones de habitantes es
una ciudad muy viva, donde el ingenio de los colombianos no tiene límites para sacarse
algunos pesos. Así es como las calles
están atestadas de vendedores ambulantes, que comercializan todo tipo de productos.
La carrera 7ª es una de las principales calles de la ciudad
que partiendo de la Plaza Bolívar discurre hacia el norte. Esta calle era la avenida
principal en la época de la colonia, ya que a través de ella se llegaba a la
antigua plaza real, donde se ubicaban los centros administrativos de la colonia.
Se llamaba la Calle Real de Santa Fé de Bogotá.
Denominación de la actual calle 7ª durante la colonia |
Esta calle que la han hecho con acierto peatonal, es el
cobijo de todo tipo de puestos ambulantes; vendedores que sobre las aceras o la
carretera tratan de vender sus heterogéneos productos.
En mitad de la calle se instala un juego con cuyes muy original.
El cuy – cavia porcellus – es un roedor
originario de la zona andina que, en España, lo conocemos también como conejo de indias. En nuestro país se utiliza como mascota. Sin
embargo, desde el sur de Colombia hasta Bolivia es un manjar delicioso, sobre
todo en el interior de El Perú, donde su
degustación tiene gran predicamento y admiración. Doy fe de esto. Tuve oportunidad de degustarlo en un viaje a Perú que hice en el 2005.
El juego consiste en unos 20 recipientes plásticos numerados,
donde se les ha realizado un agujero por donde quepa el cuy. Se instalan sobre
el suelo boca abajo. A unos 10 metros, el organizador del juego dispone sobre
el suelo de 8 cuyes perfectamente alineados. Estos están perfectamente adiestrados ya que no se mueven, ni se asustan del publico que rodea la cancha.
Cancha de juego |
Este organizador, a través de un equipo de megafonía, invita a
apostar a los mirones que rodean el juego. La apuesta consiste en depositar
doscientos pesos sobre el recipiente plástico. Cuando están todas las apuestas completadas, coge uno de los
8 cuyes y lo adelanta para que vaya a refugiarse a alguno de los recipientes plásticos,
introduciéndose por el agujero disponible. El recipiente donde se cuela el animal es el
que gana y recibe cinco veces más de su apuesta. Ha apostado 200 pesos y recibe
1000. El organizador recauda 4000 pesos, entrega el premio de 1000 y
obtiene un beneficio neto de 3000 pesos por suelta, aproximadamente 1,15 euros.
Apostando en el juego |
Eligiendo el cuy para iniciar el juego
Si en la primera suelta el animal no se introduce en el
recipiente, suelta un segundo, ganando aquél que primero se introduzca debajo del recipiente.
Este simpático y original juego despierta bastante curiosidad entre los
paseantes.
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