jueves, 27 de noviembre de 2014

ME AUSENTO TEMPORALMENTE DE BOGOTÁ

Han pasado algo más de nueve meses de mí llegada a Colombia. En la primera entrada explicaba que esta estancia se debía a un par de razones; de un lado, acompañaba a mi mujer que tenía oportunidades, a diferencia de España, de trabajar desarrollando su profesión, tal como ha venido sucediendo, a la vez que se situaba más cerca de su familia, después de más de una década en España.
 
Del otro, ponía tierra por medio de mi país, cabreado e indignado  por las políticas de ajuste puestas en marcha por el Partido Popular, vencedor de las elecciones generales del 2011. Estas políticas basadas  en la aceptación acrítica de las políticas procedentes de la UE, supusieron una reforma laboral desequilibrada, la reforma y recorte de las pensiones, el recorte de los servicios sociales; sanidad, enseñanza.., el desmantelamiento de los servicios de dependencia, se rebajó la inversión pública, mientras que, al mismo tiempo, se ayudaba a salvar a los grandes bancos en apuros y se libraba  a las grandes empresas de sus obligaciones fiscales.
 

Mosaico de dirigentes y ex dirigentes del Partido Popular 
 


Las consecuencias de estas políticas están siendo fatales: aumento inusitado de la desigualdad y de la exclusión social, tasas de paro del 24 % , aparición de la pobreza infantil desconocida desde hace décadas, miles de familias desahuciadas de sus viviendas, subidas de impuestos dónde decían que los bajaban, rebaja generalizada de los salarios y de las pensiones...
 

Al mismo tiempo que se ponían en marcha estas políticas que suponen  un reparto profundamente injusto de los sacrificios durante la crisis,  han aflorado multitud de casos de corrupción sobre todo en el partido del gobierno, como, por ejemplo, que gran parte de la dirección del Partido Popular, incluido el Presidente del Gobierno, hayan supuestamente cobrado sobresueldos en negro- sobres - , producto de donaciones ilegales de algunas empresas. El mapa de la corrupción actual, con multitud de casos juzgados o pendientes,  son escalofriantes.
 

Regresaré a mediados de enero para seguir estudiando, observando y participando, dentro de mis posibilidades, con todo lo  que tenga que ver  con la memoria del conflicto colombiano, que durante los últimos 60 años ha desgarrado a una gran parte de la sociedad colombiana.


Lo anterior es necesario para que los diálogos  de paz en la Habana con las FARC y los que se están abriendo con el ELN, puedan terminar durante el año 2015, en acuerdos que acaben con la guerra en Colombia. Pienso que las fuerzas insurgentes actuales son verdaderas fábricas de empujar a ciudadanos hacia posiciones de extrema derecha, en las zonas urbanas. O dicho de otra manera, la izquierda colombiana, al igual que acontece en el resto del continente, no tendrá  apoyo popular suficiente, hasta que los grupos guerrilleros no se disuelvan mediante un acuerdo político negociado.
 
 
Mesa de negociación de la Habana. En el centro los representantes de los países garantes, a la izquierda los del gobierno. A la derecha los representantes de las Farc

 

A la vuelta retomaré el blog con nuevas entradas.
 

 
 





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