jueves, 26 de mayo de 2022

SE HA IDO EMMA

Hemos acompañando en la distancia la marcha anticipada de nuestra amiga Emma Arcila Estrada. A esta antioqueña, periodista de profesión, la conocí en el 2001, abordándola en una feria latina que se hacía en la explanada del Museo de América de Madrid.

Emma Arcila Estrada. Imagen extraída de su Facebook 

Estaba al frente de una ONG y la solicité ayuda para que acompañase a una amiga en la tramitación de permisos y papeleos diversos, que días más tarde debería llegar a España. Esa amiga con el tiempo sería y sigue siendo mi mujer: Alix M. Sánchez. A partir de aquí se estableció una relación muy fecunda entre los tres que requeriría bastantes folios para describirla.

Supimos que Emma decidió dar el salto de su Medellín natal a España con los cincuenta años cumplidos. Dado que era una viajera empedernida no la importó venir conociendo las dificultades de integración laboral que existen en nuestro país cuando llegas a una cierta edad y peor si eres mujer.

Sorteó las situaciones como pudo, pero siguió viajando. Con el tiempo recorrió toda España – le gustaba especialmente Barcelona- y bastantes países europeos, sobre todo los del arco mediterráneo, preferidos por su historia, y Londres, donde tenía una amiga.

Con Alix tuvo una relación muy estrecha. Los primeros viajes a Andalucía y Barcelona los realizaron juntas y también unidas pasaron algunas fiestas navideñas, sobre todo en los primeros años. Frecuentaba nuestra casa de Cristóbal Bordiú y también la de Cades en Cantabria, donde pasaba días con nosotros en verano.

En Cades, en el 2013

En uno de ellos la recibimos junto a su madre Teresa. Dado que su apellido Estrada pudiese descender de Cantabria, visitamos el pueblo del mismo nombre de Val de San Vicente y la Torre de Estrada del siglo XII. También recorrimos algunos pueblos asturianos de Peñamellera Alta, donde pensaban podían encontrarse sus antepasados.

El contacto físico, aunque no el virtual, lo perdimos a principios del 2014 cuando decidimos irnos a vivir a Bogotá. Ella continuaba en España, aunque se mudó a vivir al pueblo costero mediterráneo de Altea.

Emma era una lectora empedernida. Además, escribía muy bien así que   abusando de su amistad nos corrigió textos de algunos trabajos que elaboramos en Colombia y posteriormente en España.

A partir de aquí ya solo nos vimos físicamente muy pocas veces. A su vuelta a Colombia nos visitó en nuestra casa de Bogotá. Hicimos un viaje juntos a Choachí, donde nos gustaba pasar los fines de semana y la fuimos a visitar Medellín en diciembre del 2015, donde hizo de perfecta anfitriona.

La última vez que estuvimos juntos fue en enero del 2020, en nuestro último viaje a Colombia. Junto a su hermano Aníbal, un paisa muy socarrón, hicimos algunas excursiones, una de ellas a Jardín, un bonito pueblo antioqueño al cual le viene muy bien su nombre. Por la noche entre tragos de aguardiente hacíamos algunas risas con las historietas que nos contaba Aníbal.

En Jardín, dándole al aguardiente, en el 2020

Para los que la conocíamos y la queríamos, su despedida ha sido una tragedia, sin embargo para ella, que tanto ha sufrido en los últimos meses, posiblemente haya sido una liberación. Emma, muchas gracias por lo que compartimos y por lo que nos diste. 

Alix y Fernando