viernes, 25 de octubre de 2019

LA VERSATILIDAD DE LA PLAZA DE BOLÍVAR DE BOGOTÁ


La plaza de Bolívar de Bogotá es el epicentro del poder del país y es el primer lugar que se visita cuando uno llega a la ciudad. En la plaza se condensa el poder legislativo, Capitolio, el Judicial, Palacio de Justicia, el eclesial, Catedral y Palacio arzobispal y cerrando el rectángulo, el poder local, Alcaldía Mayor de la ciudad.

Sin embargo, esto no fue siempre así. La plaza era un espacio mercantil y comercial y únicamente ha aguantado el paso del tiempo la Catedral y el palacio anexo.

Plaza Mayor, hoy Plaza Bolívar en 1846
También ha aguantado el paso del tiempo tres de las esquinas de la plaza. Al nordeste todavía existe la famosa casa de José González Llorente, convertida hoy en Museo de la Independencia, al sureste, el famoso colegio mayor de San Bartolomé, que data de 1605 y, finalmente al suroeste, una bonita casa colonial, que acoge actualmente la oficina de información turística del centro histórico.    

Durante el siglo XIX fue una plaza muy versátil. Lo mismo se organizaban ceremonias dotadas de mucha parafernalia, que era ocupada por los campesinos de los alrededores de la ciudad, que comercializaban sus productos. 

Ceremonia en la Plaza Bolívar de finales de siglo XIX
Precisamente, de un día de mercado en la plaza, se aprovecharon los criollos organizados en el viejo Observatorio Astronómico, para planificar los sucesos del famoso 20 de julio de 1810, que supuso el inicio de la independencia de Colombia. Se explica muy bien en el museo que ocupa la antigua casa de Llorente.

Mercado en la plaza, al fondo las galerías Arrubla
De esta versatilidad hay algunos dibujos confeccionados por viajeros extranjeros que visitaron el país durante la segunda parte de ese siglo.

Plaza Bolívar hacia 1890. Capitolio enfrente, esquina izquierda colegio San Bartolomé y a la derecha las galerías Arrubla



domingo, 20 de octubre de 2019

A PROPÓSITO DE UNA FOTOGRAFÍA EN LA FRONTERA COLOMBO-VENEZOLANA


El canciller español Josep Borrell ha visitado Colombia en los últimos días. En su agenda estableció una visita a la frontera colombo-venezolana de Cúcuta, donde se concentra la mayor parte del éxodo venezolano hacia el vecino país y de paso hacia otros situados más al sur. Estuvo acompañado por el canciller colombiano Carlos Holmes.

Esta visita tenía extraordinaria importancia toda vez que Borrell será el próximo canciller de la Unión Europea, cargo muy importante. Conocer de primera mano el descalabro humano de la población venezolana y las necesidades del Gobierno colombiano para hacer frente a esa situación, era su tarea.

En la frontera fue increpado por un grupo de venezolanos como la que aparece en la fotografía, donde le acusa de cómplice de Maduro y traidor. La señora, sin duda una opositora venezolana, no tenía aspecto de formar parte del éxodo y si de una manifestación política, a la cual tiene todo el derecho.

Borrell increpado en la frontera colombo-venezolana
Conocemos las hondas convicciones democráticas de Borrell que, desde el gobierno de España y en Europa, se ha opuesto a cualquier intervención armada en Venezuela. Estas intervenciones, aparte de generar un gran dolor irreversible, se sabe cómo empiezan, pero no como finalizan. Además, forma parte de la cultura socialista y los principios son los principios.

La derecha venezolana y la señora de la pancarta debían conocer esto. Por muy grave que sea la situación interna venezolana, que lo es, deben ser ellos los que deban resolver sus problemas, con la ayuda humanitaria de los organismos multilaterales y gobiernos democráticos.

Así y todo, Borrell ha adelantado la donación de 55 millones de dolares del gobierno español, en tres años –ciento noventa mil millones de pesos colombianos, al cambio de hoy– cantidad nada despreciable, destinada al gobierno colombiano, para ayuda de los compatriotas de la señora de la pancarta, que se desparraman por el territorio colombiano.