miércoles, 7 de octubre de 2020

DE VUELTA A LA FRONTERA COLOMBO-VENEZOLANA DE CÚCUTA

 

Durante diciembre del pasado año y el mes de enero del presente, tuve oportunidad de visitar el magnífico caos de las tres fronteras colombo-venezolanas del Norte de Santander. De la impresión que me causaron ya dejé escrito sendas entradas en este blog.

Si vuelvo ahora es para hacerme eco de una exposición de la artista mexicana, Teresa Margolles, residente en Madrid,  titulada Piedra, donde cuenta la historia de las carretilleras, mujeres que armadas de carretillas transportan mercancías en el puente internacional Simón Bolívar, que define la frontera, la más importante de las tres, entre Colombia y Venezuela. Un trabajo duro, precario, mal pagado y peligroso de por sí que, desde el cierre rodado de dicha frontera, se ha convertido en una apuesta con el destino. El proyecto de exposición se recoge en el Museo de Arte Moderno de Palma de Mallorca.

                                                            Fotografía de la exposición “Piedra”

Se calculan que unos 38.000 venezolanos cruzan diariamente a Colombia; 30.000 lo hacen por las fronteras y el resto por trochas. Este trasiego se hace fundamentalmente para comprar productos básicos en el lado colombiano, ante la escasez de los mismos en su país. Esto requiere de una logística de transporte como son las carretilleras, porteadores, taxistas, dueños de busetas y micro buses, que no paran de mover hombres y mercancías hasta ese límite fronterizo que cruzan andando.


                             Una imagen de la crisis; billetes de 100 bolívares. Todos esos billetes equivalen a 85 € del 2017

Precisamente, en este contexto de grave crisis económica del sálvense quien pueda, aparecen estas mujeres carretilleras, mano de obra invisible y vulnerable en un lugar tan peligroso. De eso trata la exposición de Teresa, de interpelarnos sobre la peligrosa indiferencia, para que no se olviden las pequeñas historias privadas de dolor y lucha, que merecen respeto y atención y que son una vergüenza para toda la humanidad.

NOTA. Las fotografías pertenecen a la autora de la exposición