jueves, 18 de junio de 2015

LOS ECUATORIANOS HACEN SUYO EL DESCUBRIMIENTO DEL RÍO AMAZONAS

En un reciente viaje a Quito, quedé sorprendido por la extraordinaria importancia que los ecuatorianos dan a la gesta del descubrimiento del río Amazonas, llevada a cabo desde su territorio, por españoles.
 
En efecto, el descubrimiento del río Amazonas se realizó entre la navidad de 1541 y el 26 de agosto de 1542. El promotor de esta aventura tuvo como protagonista a Gonzalo Pizarro, hermano de Francisco, el fundador de El Perú. Aquel partió de Chaqui con 170 soldados, 3000 indios y bastantes camélidos para llevar las cargas.Llegando a Quito decidieron internarse hacia el País de la Canela,  cuyos relatos situaban hacia el oriente de la ciudad  y en territorio  selvático.
 
En el pueblo de Zumaco lo alcanzó su lugarteniente Francisco de Orellana, fundador de Guayaquil, que traía consigo a otros 23 soldados. Cruzaron los Andes y se internaron en la selva, lo que les propició su primera decepción; los arboles de canela encontrados eran pocos y la canela obtenida de mala calidad.
 
Simultáneamente comenzaron a sufrir todo tipo de penalidades y sufrimientos, atacados por insectos y reptiles, así como empezaron a padecer enfermedades por el clima tan insalubre y, lo más grave, el hambre les empezó a pasar factura.
 
Internados en el río Coca, construyen un bergantín y deciden que Francisco de Orellana con 57 hombres  se internasen río abajo en busca de comida, para toda la expedición. El hambre afligía a todos y la gente amenazaba con amotinarse,  sin considerar que las corrientes del río impedirían su retorno.
 
Reconocimiento de F.Orellana sobre su navegación sobre el río Amazonas
Sin posibilidadd de retorno, del río Coca pasan al Napo y de este al río Grande, internándose en el mismo el 12 de febrero de 1542. Orellana descendió el curso completo del río, hasta su desembocadura en el Océano Atlántico, tardando siete meses en recorrerle.
 
Gonzalo Pizarro, mientras tanto, pasando mil penurias regresó a Quito a los dos años de haber partido, con apenas unas decenas de famélicos españoles, únicos sobrevivientes de la fracasada expedición. Se quejó indignado de la traición de Orellana y lo acusó de haberlo abandonado en la selva inhóspita.
 
En el bergantín con Orellana iba el dominico Gaspar de Carvajal que dejo escrita la aventura en su: Relación del nuevo descubrimiento del famoso río Grande que descubrió por muy gran ventura el capitán Francisco de Orellana.
 
La relación explica el contacto con  pueblos integrados por mujeres a las que rendían vasallaje otros habitantes del lugar. De ahí que decidieran denominar al río como el de las amazonas, nombre que ha perdurado sobre otros locales, utilizados en la parte peruana y brasileña. Este descubrimiento también lo ha desarrollado en una publicación el escritor colombiano  Willian Ospina, en su novela titulada El País de la Canela.
 
Los ecuatorianos han querido dejar constancia de su participación y así hemos observado que en el  Palacio Presidencial, en las escaleras que separan el primero del segundo piso, acoge un mural dividido en tres partes de unos 60 m2, elaborado por su pintor más internacional, Oswaldo Guayasamín, en mosaico veneciano, desarrollando esta epopeya.
 
 
Parte central del mural de Oswaldo Guayasamín , en el Palacio Presidencial.
 

Por si esto no fuese suficiente, en el lateral de la Catedral de Quito, ubicada en la Plaza Grande, existen un par de placas de considerable tamaño alusivas a este acontecimiento. Me permito trascribir una de ellas, dada su grandilocuencia.

 
         Bien se podría gloriar Babilonia de sus muros
         Nínive, de su grandeza
         Atenas, de sus letras
         Constantinopla, de su imperio
         que Quito las vence por llave de la cristiandad y
         por conquistadora del mundo, pues de esta ciudad
         pertenece el gran descubrimiento del río de las amazonas.
 
 
Placas alusivas al descubrimiento del Amazonas colgadas en la catedral de Quito
 
 
En fin, o los ecuatorianos son muy elocuentes y sublimes, o los españoles somos muy mojigatos. Sin comentarios





 

 
 

 
 

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