Ayer se celebró el 37
aniversario de la toma del Palacio de Justicia de Bogotá llevado a cabo por el
M-19, grupo guerrillero en el que militaba el actual presidente del gobierno,
Gustavo Petro.
Este suceso que ya me
conmovió en su momento, tuve oportunidad de estudiarlo durante mi estancia en
Bogotá por 2,5 años. Así que publiqué nada menos que cuatro entradas en el blog
http://andandoporbogota.blogspot.com/
fechadas el 25 y 27 de septiembre del 2014 y el 24 de abril y 10 de noviembre
del 2015. Ahí están condensadas mis opiniones sobre el tema.
Los actos celebrados
ayer organizados por la alta magistratura de Colombia, constaron de varios
actos -los colombianos son muy emotivos en sus acciones- entre los cuales estuvieron
el descubrimiento de una placa en el propio Palacio de Justicia, titulada: ! Que cese el fuego ¡ y que recoge la
relación de los muertos y desaparecidos durante el holocausto producido durante
la toma y la retoma del palacio, un acto el Casa del Florero, donde llevaban a los
sobrevivientes que pudieron salir del
palacio durante los acontecimientos y una misa en la Catedral, que se sitúa a
un costado del palacio.
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Placa commemorativa descubierta, con la relación de muertos y desaparecidos |
Qué cese el fuego fue grito Alfonso Reyes Echandía, presidente de la Corte Suprema, fallecido en la operación, dirigía al Gobierno de aquel momento, presidido por Belisario Betancourt, sin encontrar respuesta alguna. Es conocido que el gobierno fue aislado durante la retoma -¿golpe de estado ¿– donde el ejército de manera brutal y desproporcionada retomó el palacio en base a no dejar piedra sobre piedra. Hoy algunos mandos militares que dirigieron la retoma están condenados en firme por esta actuación y por hacer desaparecer una docena de sobrevivientes.
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Casa del Florero, donde llevaban a los supervivientes del Palacio de Justicia. Imagen de Juan Carlos Pachón |
El ejercito de
Colombia que maneja profusamente a su antojo los símbolos patrios; bandera, himnos,
manos al pecho… no aguanta la mínima prueba del algodón, sobre su carácter democrático.
Su connivencia con los paramilitares, la responsabilidad por haber asesinado a 6402
compatriotas para hacerlos pasar por guerrilleros, a cambio de ascensos, permisos
y premios en metálico, la propia actuación en la retoma del palacio o sus propios
actos; masacres, asesinatos, desapariciones…no permite homologarle a una
organización democrática. También es justo reconocer que el ejército colombiano
ha puesto demasiada sangre sobre la mesa, en las últimas décadas de conflicto
El actual ministro de Defensa tiene una tarea ingente por delante, como es el transformar un ejército educado para la guerra, en otro que apueste por políticas de paz.