Ayer nos conectamos para seguir la toma de posesión de un Gobierno de izquierdas en Colombia, de la mano de Gustavo Petro. Habían pasado excesivos años desde la última vez que lo hizo la izquierda.
La posesión fue una
fiesta colorida y emotiva, abierta a la gente y cargada de símbolos; la
espada de Bolívar como protagonista, la senadora María José Pizarro, hija del
asesinado jefe del M-19 Carlos Pizarro poniendo la banda presidencial; las
banderas de colores venidas de mil rincones; la música; los vestidos cargados
de significados…
Petro en pleno discurso. A su derecha la espada de Bolívar. Imagen del Espectador |
Habló de la inequidad
histórica y fue enfático en la prioridad que tendrán los organismos de
seguridad: batallar contra la corrupción. Recordó que estará abierto al diálogo.
Habló de que los pudientes paguen impuestos justos a través de una nueva
reforma tributaria, para poder hacer las reformas: laboral, de las pensiones, de salud, de
educación. Se trata de buscar cambios de fondo en las políticas públicas. Se
mostró firme defensor de los acuerdos de paz del 2016 y de hacer suyas todas
las recomendaciones de la Comisión de la Verdad.
Ahora toca pasar del
discurso a los hechos porque los retos serán difíciles y la oligarquía
colombiana y los poderes ocultos no se lo pondrán fácil. Como manifestaba a sus
ministros: no podemos fallar. Eso esperamos desde España.
Se abre un tiempo de esperanza
en Colombia. Ojalá ese anhelo no se quiebre.