miércoles, 20 de abril de 2016

PREOCUPACIÓN

Después de algo más de dos años residiendo en Colombia, me toca volver a mi país y lo hago con preocupación por los acontecimientos que en las últimas semanas se vienen sucediendo en el país.
 
En este blog he dejado escrito alguna vez la enorme satisfacción que me producía el avance en las negociaciones de paz entre  el Gobierno y las FARC y el acuerdo de los últimos días para iniciar también negociaciones de paz con la otra guerrilla, el Ejército de Liberación Nacional- ELN-. De llegar a acuerdos satisfactorios se acabaría con una guerra de 51 años que ha dejado más de 300.000 muertos y desaparecidos y 6,5 millones de desplazados, previo al despojo de sus tierras, que suman 6,8 millones de hectáreas en todo el país. Ver informe.
 
La magnitud de la crisis de la tierra es enorme. Tanto las guerrillas como los paramilitares se han apoderado de tierras para obtener ventajas estratégicas, por ejemplo para utilizarlas como corredores para exportar drogas o importar armas, cultivar drogas, o establecer zonas de influencia política. Las alianzas entre paramilitares y empresarios también utilizaron tierras apropiadas ilegalmente para la agroindustria, incluyendo la palma africana, y a menudo recibiendo apoyo del gobierno para estos proyectos.
 
Con estos antecedentes el Gobierno elaboró en el 2011, la Ley de Victimas y restitución de Tierras. Con respecto  a este último capítulo, se trata de devolver las tierras a sus legítimos dueños y podrían beneficiarse las personas propietarias, poseedoras de predios o explotadoras de baldíos que hayan sido o sean víctimas del despojo o abandono forzado de sus tierras a causa del conflicto armado, desde el 1 de enero de 1991 hasta el 10 de junio de 2021.
 
Este proceso camina lentamente por las dificultades intrínsecas de la ley y porque en muchos territorios los demandantes tiene miedo todavía  para hacer las reclamaciones o porque los funcionarios no pueden entrar en la zona, por ausencia del estado.
Propaganda de la Unidad de Restitución de Tierras
En las últimas semanas se han producido unos movimientos inauditos, como son que el Procurador General de la Nación – un hombre  lefebvrista  conocido en su juventud por participar en la quema publica de libros en su ciudad natal de Bucaramanga-, el Presidente de Fedegán, principal Asociación de Ganaderos de Colombia, -principales financiadores de las masacres de los paramilitares-  y gente del partido de Álvaro Uribe,  se han concentrado en zonas de influencia paramilitar, coincidiendo con el proceso de restitución de tierras, para abortar los procesos locales que se venían dando.
 
El presiente de Fedegán manifestó que la restitución de tierras es la cuota inicial para que ciertos grupos armados -guerrillas- recuperen el control del territorio y no se lo vamos a permitir .
 
El procurador General manifestaba tiempos atrás que las autodefensas –paramilitares- se ajustan a las normas de la moral social, del derecho natural y de nuestra legislación positiva- Este hombre quiere optar a la Presidencia de la  República, en las elecciones del 2019.
 
Para un buen entendedor, estos movimientos suponen un rearme de paramilitarismo en el país, que quiere entorpecer el proceso de restitución de tierras y el proceso de paz, cuando se firme. Estos asesinos ya saben cómo hacerlo, fueron los responsables del genocidio de la Unión Patriótica. A este partido entre 1980 y 1990 le asesinaron 2 candidatos presidenciales, 8 congresistas, 13 diputados, 11 alcaldes, 70 concejales y unos  4.000 militantes.
 
Manifestación en contra del paramilitarismo
 
Como dice el sociólogo Alfredo Molano, gran conocedor del medio rural, los paramilitares pueden abortar el proceso de paz que se está llevando a efecto. Esto supondría la continuidad de la guerra. Esa es mi preocupación.  
 


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