miércoles, 24 de febrero de 2016

VERDADES Y MENTIRAS SOBRE LA RESTITUCIÓN DEL TESORO QUIMBAYA

Se conoce como el tesoro de los Quimbayas a un conjunto  formado por 474 piezas de orfebrería, encontrado formando parte del ajuar de dos tumbas de esta cultura precolombina, en 1890, en la Soledad, cerca de Filandia, en el Departamento del Quindío.
 
El hallazgo de ambos enterramientos fue realizado por un grupo de huaqueros- expoliadores de tumbas – que en aquella época eran legales. Al no existir una ley proteccionista sobre estos bienes arqueológicos encontrados, dependía del propio huaquero, del intermediario o del comprador final, el que estos objetos terminaran o no fundidos en lingotes, que lamentablemente solía ser el destino más habitual. Miles de kilos de oro labrado o trabajado por los artífices precolombinos terminaron de esta forma fundidos y perdidos para siempre, tal como lo hacían los españoles durante la colonia.
 
Una parte del tesoro Quimbaya fue comprada por el Gobierno colombiano compuesto por 122 piezas de oro y tumbaga que, junto con otras piezas, el propio Gobierno colombiano exhibió en una exposición en Madrid, realizada  en 1892, en conmemoración del IV Centenario del Descubrimiento de América.
 
Finalizada la exposición el Presidente de la Republica de la época, Carlos Holguín Mallarino, contando con el respaldo político, donó las 122 piezas pertenecientes al tesoro Quimbaya a la Reina Regente de España, María Cristina de Habsburgo-Lorena, segunda esposa de Alfonso XII, en agradecimiento a la presidencia que ésta había ejercido en el laudo arbitral de un conflicto de fronteras entre Colombia y Venezuela, que se resolvió a favor del primero.
Piezas del tesoro Quimbaya. Foto periódico UNAL nº 196



Estas 122 piezas se encuentran exhibidas al público en el Museo de América de Madrid. En todo caso, esta parte exhibida y  conservada, corresponde sólo a una quinta parte de la ofrenda original localizada.  Esto significa que otras cuatro quintas partes de oro y objetos de estas tumbas se dispersaron en manos particulares, quizá terminaron fundidas en lingotes y desde luego olvidadas para la historia de la Colombia precolombina.
 
Desde hace unos años, aunque en estos últimos meses ha alcanzado especial virulencia, algunas instituciones de Colombia están pidiendo la restitución de esas piezas al patrimonio cultural del país. En la reciente reunión de la Corte Constitucional para abordar este tema,  las tesis, aunque no homogéneas, han oscilado  entre las que consideran ilegal la donación y se debe solicitar su restitución, los que piensan que la colección debe regresar al país como un gesto de dignidad y respeto, los que consideran que la repatriación definitiva debe ser un acto de soberanía cultural y dar prioridad a la diplomacia consistente en defender lo colombiano.
 
También han existido voces consistentes en aplicar la Convención de París de 1970 sobre prohibición de importación, exportación y transferencia de propiedad ilícita de bienes culturales y se pone como ejemplo la restitución al Perú, de miles de piezas arqueológicas de Machu Picchu, que habían sido prestadas a la universidad de Yale en 1916 y que se negaban a devolver. En fin, creo yo que un préstamo es sustancialmente diferente a una donación. Por último también hay voces que creen imposible la restitución.
 
Para finalizar es conveniente aclarar algunas cuestiones.
 
Las piezas que son parte del tesoro Quimbaya, llegaron a España legalmente en 1892 y su regalo al estado español fue realizado por  iniciativa unilateral, voluntaria y libre del propio gobierno de Colombia. España no conserva pieza alguna más de esa cultura de las ya citadas.
 
La cultura Quimbaya desapareció en el siglo X. Las tumbas cuyas piezas están el litigio eran de esa época. Por tanto no se puede colegir que los españoles fueran los exterminadores de los Quimbayas.
 
Las piezas que muestra el Museo de América están formadas por una tipología de objetos relacionados con el consumo de alucinógenos y el adorno del cuerpo de los caciques. Se destacan 6 figuras que  representan caciques, 4 hombres y 2 mujeres, una de ellas embarazada. Todos ellos, hombres y mujeres, se representan desnudos, con los mismos símbolos de poder en las manos y adornados con collares, orejeras de arete y nariguera. Sin duda estas figuras antropomorfas son las que han proporcionado la merecida fama al excepcional conjunto.
 
Conjunto de las 6 figuras expuestas en el Museo de América
Esperemos, pues, que la buena diplomacia se imponga en la solución de este problema, si es que la tiene.


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