viernes, 20 de diciembre de 2019

EL MAGNÍFICO CAOS DE LAS FRONTERAS COLOMBIANAS CON VENEZUELA


La crisis en Venezuela hace referencia a la crisis política, económica y social que desde principios del 2013 sufre el país. El origen de esta crisis es fundamentalmente económica, derivada de una crisis financiera y se manifiesta por la escasez de productos básicos y medicinas, por el aumento del paro derivado del cierre de empresas privadas y por una migración masiva hacia otros países, Según las cifras de la ONU, unos 5,4 millones de venezolanos habrían abandonado el país.
He tenido oportunidad de visitar tres fronteras colombianas con Venezuela, las tres en el norte de Santander – el Escobal, con Ureña sobre el río Tachira, la de Puerto Santander y la de Santa Antonio de Tachira- y me he encontrado, sobre todo en las dos últimas, un espectáculo dantesco, un auténtico mercado persa, en el sentido más peyorativo del término.
Puerto Santander. El puente metálico del fondo es la frontera
Me explico. Las fronteras están cerradas en forma rodada, así que todos los movimientos se realizan peatonalmente. Del lado colombiano te encuentras miles de personas en puestos fijos y ambulantes vendiendo cosas.  Muchas veces son productos comestibles, pero no exclusivamente; se vende de todo. A su vez hay cientos de ciudadanos, se supone que colombianos, intentando pillar lo que pueden. Son los carretilleros, porteadores, taxistas, dueños de busetas y micro buses, que no paran de mover venezolanos hasta ese límite fronterizo que cruzan andando.
En resumen, el lado colombiano es un magnifico caos, donde miles de personas intentan trincar lo que pueden y que no deja muy bien parado al estado colombiano.
Del lado venezolano se sabe que todos días cruzan la frontera muchos miles de personas. Se supone que una parte muy pequeña continua su viaje como emigrante económico clásico, el resto ingresa en Colombia a comprar productos, no exclusivamente alimenticios, que introduce en Venezuela; una parte muy pequeña para su uso personal y el resto para la venta entre sus compatriotas. Este ciclo se repite todos los días.  Prácticamente las mismas personas venezolanas son las que entran y salen de Colombia todos los días.
Frontera venezolana de San Antonio. Columna de la derecha entrando en Colombia, a la izquierda regresando con las cargas 
En resumen, miles de colombianos se aprovechan de las necesidades derivadas de la crisis venezolana, mientras otros miles de venezolanos, ante la escasez de productos en su país, se aprovechan de sus compatriotas vendiéndoles a buen precio lo que adquieren en Colombia. Es un circuito perverso sin atisbo de solidaridad alguna. Esta entrada no niega la crisis venezolana y sus consecuencias sobre millones de ellos, lo que si constata son los aspectos más embrutecedores de la misma.

Se echa en falta alguna intervención del estado colombiano, en el sentido de humanizar estos flujos, evitar abusos, regular actividades para que, las fronteras desde el lado colombiano, no parezcan selvas. 
Viendo estas realidades, uno empieza a entender el papel fundamental de la ONU en estas graves crisis mundiales.

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