domingo, 20 de marzo de 2016

EL FRAILEJÓN: EL REY DE LOS PÁRAMOS

Se define al páramo como un ecosistema tropical de alta montaña que se desarrolla por encima del área del bosque y tiene su límite en las nieves perpetuas. Hablando de altitudes se ubican entre los 3.200 y los 4.800 metros de altitud. Estos se encuentran en Venezuela, Ecuador y, sobre todo, en Colombia.
 
Al ser la temperatura media de un páramo de unos 5ºC, la riqueza biológica que alberga es única, pues la mayor parte de sus especies han desarrollado complejas adaptaciones para poder vivir bajo las condiciones climáticas extremas de este ecosistema. Mecanismos para retener el agua, protegerse del viento y mantener una temperatura adecuada, hacen posible la existencia de la vida en estas elevadas alturas donde se ubican.
 
La variedad de plantas y animales presentes en el páramo deriva de la alta diversidad de hábitats allí desarrollados, como las lagunas altoandinas, las turberas y los pantanos. Además brinda importantes servicios ambientales, gracias a sus características ecológicas especiales.
 
Uno de los servicios fundamentales que el páramo presta tanto a sus moradores como a la sociedad en general, es la continua provisión de agua en cantidad y calidad. Los suelos de los páramos de origen volcánico, por sus especiales características,  se llenan de agua, siendo ésta retenida por un periodo relativamente largo y liberada lenta y constantemente. Así, el páramo no debe considerarse un productor de agua, sino un recogedor de ella y un regulador de su flujo. El agua proviene de la lluvia, la neblina y los deshielos.
 
Campo de frailejones en el páramo Guantiva-La Rusia. Cordillera Oriental
 
Así es como en Colombia las principales ciudades andinas, entre ellas Bogotá, el agua para el consumo se surte de los páramos que las circundan y cómo cada vez es mayor la sensibilidad hacia la conservación integral de los mismos, sacando la minería ilegal que en ellos se ejerce y limitando la agricultura sobre todo de la papa y la cebolla.
  
La especie botánica más conocida de los páramos es el denominado frailejón. Son unas plantas de tronco grueso, generalmente único, con hojas suculentas y velludas que se disponen en una apretada espiral formando una roseta en la parte superior del tallo. Las hojas muertas a lo largo de éste, en lugar de caer, permanecen protegiéndolo. Esta serie de adaptaciones fisiológicas se deben a las drásticas condiciones climáticas de las alturas andinas  como el frío y  alta irradiación ultravioleta. Cumplen una gran función en los páramos de absorber el agua de las neblinas y conservarla. Estas solo se conocen en los páramos de Ecuador, Venezuela y Colombia.
Flores del frailejón
Fue descrita por el gaditano Celestino Mutis, Director de la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada- 1773-1808- y las denominó como Espeletias en honor del virrey de la Nueva Granada,  José  Manuel de Ezpeleta.  Otro naturalista español exiliado en Colombia, Josef Cuatrecasas, los estudio en profundidad nombrando varios géneros estrechamente emparentados con Espeletia: Coespeletia, Ruilopezia, Libanothamnus y Espeletiopsis, cuyas especies también son conocidas comúnmente como frailejones. Ver entrada:
 
El frailejón no es únicamente  un retenedor del agua de las neblinas, además posee  propiedades curativas ya que se considera capaz de prevenir tumores, además de ser antihipertensiva y antiinflamatoria. También se considera que es un excelente antioxidante a nivel celular gracias al ácido kaurenoico que posee. Las hojas preparadas en infusión calman las afecciones renales. La resina es la materia prima para la fabricación de jarabes contra la tos. También se usa como ungüento y el té o cataplasma preparado con las hojas, combate el asma y otras enfermedades de las vías respiratorias.
 
También sus hojas han servido para envolver productos lácteos, sobre todo la mantequilla en los páramos de la zona de Mérida, en Venezuela.
 
Moneda de 100 pesos, representando al frailejón


He conocido frailejones de unos 3 metros de altura en las inmediaciones del estadero Don Pastor, en el camino de acceso a la entrada al Parque  Nacional El Cocuy. En su interior, donde no pudimos entrar por problemas de orden público, los hay de unos 8 metros por las fotografías que he visto.
 
Finalmente el Banco de la Republica ha decidido inmortalizar esta importante planta, recogiéndola en una de sus monedas.
 
 





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