Hoy conocemos que la
vida humana es posible a diferentes alturas según la latitud en la que nos
encontremos y también conocemos que la presión atmosférica disminuye conforme
aumenta la altitud y, como consecuencia de esta disminución, la presión del
aire que respiramos sobre los pulmones es cada vez menor y, por lo tanto, el
oxígeno pasa cada vez con más dificultad desde los pulmones a la sangre.
En definitiva, la
altitud hace que el aporte de oxígeno disminuya progresivamente; a mayor
altitud menor aporte. Las alteraciones relacionadas con esta escasez de oxígeno
se conocen en América como soroche o mal de altura.
Sin embargo, estas
certezas actuales eran desconocidas en la primera mitad del siglo XVIII, cuando
se puso en marcha la Expedición Geodésica Hispano Francesa, en
territorio de Ecuador, para medir la distancia equivalente a un grado de
latitud en el ecuador terrestre, con el propósito de comprobar la forma de la
tierra.
Monumento Mitad del Mundo. Avenida de los científicos participantes en la Expedición |
Medir la longitud del
grado de meridiano, mediante el establecimiento de una red de triangulación
geodésica se produjo en un medio natural montañoso, con unos nevados que superaban
los 4.000 metros de altitud y los más de 6.000 del Chimborazo, que durante
muchos años se consideró la montaña más alta del planeta. Tardaron nueve años
en realizar los cálculos, de 1735 a 1744.
Los científicos
franceses, y los españoles que formaron parte de la expedición; Antonio de
Ulloa y Jorge Juan, tuvieron que reconocer el terreno, ascender importantes
montañas para instalar las señales, modificarlas si no disponían de observación
adecuada y soportar in clemencias meteorológicas y naturales muy desagradables,
donde ponían en riesgo sus vidas.
Mapa de la triangulación para efectuar las medidas (1) |
Estos expedicionarios
europeos se enfrentaban a altitudes desconocidas que iban a poder medir, mucho
más altas que las europeas, sirviéndoles de referencia los textos de algunos
conquistadores como los del Padre Acosta, en su Historia Natural y Moral de
las Indias, publicado en 1590, donde manifiesta que: los puertos nevados
de España y los Pirineos y los Alpes de Italia, son como casas ordinarias
respecto de torres altas.
Acosta relata el tránsito
que hubo que realizar en 1573 por las escaleras del Pariacaca en Perú, a 4.575
m.s.n.m., donde describe síndromes relacionados con el mal de altura y el clima
propios de la gran altitud. La cima alcanza los 5.750 m.s.n.m.
Baste recordar que el
Mont-Blanc, el pico más alto de la Unión Europea de 4.810 m.s.n.m. no fue
coronado hasta 1786, casi cincuenta años más tarde que el trabajo desarrollado
por nuestros científicos.
Jorge Juan y Antonio
de Ulloa dejaron textos e informes sobre las observaciones astronómicas y
físicas realizadas durante la Misión Geodésica y posteriores misiones en el
continente, donde por primera vez se hacen aportaciones científicas sobre el
soroche o mal de altura, que veremos en la siguiente entrada.
Informe de Jorge Juan y Antonio de Ulloa sobre al Expedición Geodésica |
Personalmente he
realizado algunos viajes por Ecuador, incluido el intento de subir al
Chimborazo y visitas a la denominada Mitad del Mundo, la última en 2015,
conociendo esa bella orografía ecuatoriana de nevados y volcanes, que la hacen única.
Monumento Mitad del Mundo. Una pierna en cada hemisferio |
(1) Invito a los lectores a descargar este mapa para verlo completo, donde se recoge la triangulación efectuada en el corredor existente entre las dos cordilleras, y además aparecen reflejados los volcanes y nevados clásicos de Ecuador: Pichincha, Cotopaxi, Chimborazo, Tungurahua, Cayambe.... La ciudad de Quito aparece en la parte de abajo a la izquierda
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