Durante mi estancia
en Colombia he aprovechado para leer el libro de Francisco de Roux, La audacia de la paz imperfecta. Francisco
es una reputadísima autoridad moral en el país, jesuita, que lleva décadas haciendo
trabajo social y por la paz en Colombia y que ha pagado un alto precio por
ello; le han asesinado docenas de colaboradores suyos y todavía recibe insultos
del siguiente tenor: cura comunista, guerrillero, ladrón de
tierras y cómplice de terroristas. Así están las cosas en Colombia.
Colombia es
actualmente uno de los países más inequitativos y desiguales del mundo,
más corruptos, más narcos, más impunes,
más excluyentes de sus poblaciones indígenas, más golpeados por la minería ilegal y con un tejido
sindical prácticamente inexistente debido al
asesinato de sus miembros.
Con estas premisas
Francisco en su libro y a través de seis capítulos nos desentraña algunos de
los intríngulis que tuvieron las negociaciones de paz en la Habana, que duraron
cuatro años. Nos relata como la presencia de las victimas de toda condición en
la capital cubana, sirvió para ponerlas
en el eje de la negociación y permitir que ésta avanzase.
Imagen de Francisco de Roux |
Nos dice que le
pegó muy duro el resultado de la consulta por inesperada, la posición poco
clara de la conferencia episcopal colombiana, que se limitó a recomendar la
participación en la misma, sin fijación de una posición previa que
recomendar a sus fieles, nos
relata que la entrega de armas de los paramilitares que él presenció, fue una
broma comparada con la realizada por las Farc, dirigida por Naciones Unidas, en las que también el
mismo participó.
Sugiere que una vez
entregadas las armas, Colombia se
encuentra en un escenario nuevo muy interesante que hay que desarrollar y que
puede conducir a un país nuevo, donde se vayan superando todos los desordenes
que le atenazan.
Conoce muy bien los
enemigos del acuerdo de paz, que son muchos y poderosos, pero nos transmite que
es un deber moral reconciliar al país y propone anteponer el desarrollo de los acuerdos de paz a cualquier
otra consideración nacional.
Portada del libro |
Nos hace aportes y
reflexiones sobre sus experiencias. Hecho en falta algún texto referido a los sindicatos como organizaciones que puedan
arrancar de los empresarios acuerdos que dignifiquen a los
trabajadores. Las matanzas de sindicalistas de décadas pasadas han dejado a los
trabajadores colombianos en una jungla, donde la desregulación laboral es absoluta.
Valora como muy
importante la visita del papa Francisco a Colombia durante el pasado año, donde
dejó reflexiones muy importantes en torno a la paz y como fomentar la cultura
de encuentro entre víctimas y victimarios.
Finaliza en libro
con una serie de preguntas sobre si hubo o no conflicto armado, sobre la legitimidad
de la justicia especial para la paz, si una vez terminada la guerra, ¿cuál es el
problema más importante? y finaliza preguntándose ¿sí hay razones para la esperanza?.
Me parece una interesante
publicación donde Francisco nos obliga a reflexionar sobre el interesante escenario
que se abre en Colombia y las tareas que les aguardan. No estaría de más que esta publicación fuese de obligada lectura
y explicación en los colegios colombianos.
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