viernes, 16 de febrero de 2018

MUSEO DEL RÍO MAGDALENA, EN HONDA

Honda es un municipio colombiano perteneciente al departamento del Tolima. Este es cruzado por el río Magdalena que recibe a dos tributarios por su margen izquierda, el Quebrada seca y el Gualí .

El río Magdalena ha sido hasta la segunda mitad del siglo XIX la gran autopista, en este caso fluvial para llegar y salir del interior de Colombia. Por él penetraron los españoles para llegar a la gran sabana y fundar la ciudad de Bogotá.

El Magdalena con más de 1.600 kilómetros de longitud, tiene en Honda un punto estratégico que le  llevó a disponer de al menos tres zonas portuarias – Puerto Bogotá, el Caracolí  y el Arrancaplumas-   y ser el primer puerto fluvial de Colombia.   A esta situación estratégica también se sumó los raudales producidos en el río debido a su desnivel, aguas arriba, conocido como salto de Honda, que dificultó la navegación aguas arriba hacia Neiva.

El museo que recoge esta historia de desarrollo económico y comercial, en torno al Magdalena, se aloja en un edificio que fue Bodega Real y puerto fluvial en el siglo XVII. Por las salas de estas instalaciones,  epicentro del desarrollo del país en tiempos del Estado español, se legalizaron la entrada y salida de mercancías al Nuevo Reino de Nueva Granada. Aunque el edificio tuvo otros usos- se le conoce como cuartel militar La Ceiba, por el árbol de sus afueras-  no se ha querido intervenir sobre el edificio, que conserva su arquitectura colonial. 

Bodega real donde se ubica el museo del río Magdalena
La sala dedicada al buque recrea como era uno, como funcionaba, lo que se comía, vajilla usada, las compañías marítimas que operaban sobre el río, los requisitos y tareas de la tripulación y sobre todo que cargas movían. Aquí aparece el algodón, el tabaco, la tagua, cueros curtidos, productos petrolíferos, café, sombreros tipo Panamá, que eran los rublos exportadores de Colombia en el siglo XX. 

Nave El Buque
Los barcos de vapor utilizaban la leña como combustible, que se apilaba en las orillas del río para que estos se provisionasen. Estas pilas se llamaban leñateros y la unidad de medida el burro. Esté era una columna de astillas de 75 centímetros de largo por la altura de un hombre.  Poco más o menos unos  70 trozos.

Un barco consumía unos 80 kilogramos a la hora, siendo esta navegación la responsable de una buena parte de la deforestación de los márgenes y aledaños del río Magdalena. El cambio al fuel oíl no se produjo hasta bien entrado el siglo XX.


Lámina de J.Eusebio Posada Rincón. Buque de vapor por el Magdalena. En primer termino un leñatero
El museo es una delicia y debería ser paso obligado para todos aquellos que quieran conocer la Colombia comercial, fluvial y la evolución de las embarcaciones durante los siglos XIX y XX.

Finalmente el museo ha editado una publicación titulada: Todos a bordo. Carta de navegación y conocimiento sobre el río Magdalena, una guía del museo bellamente editada, premiada en la VII edición del Programa de Ibermuseos.

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